𝙲𝚊𝚙í𝚝𝚞𝚕𝚘 𝟷𝟶 - 𝚊𝚌𝚎𝚛𝚝𝚒𝚟𝚘

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"Ella se posará frente a las 12 deidades, y hará caer a uno de ellos."
—profecía.

Cuando llegaron, bajaron del auto negro y de bastantes autos más todos los gatos, incluidos conductores, pero no sin antes estacionar los vehículos en la base secreta

Fue un viaje largo, la luna se posaba en el cielo junto a algunas pocas estrellas, estaban en quizá qué lugar, pero el aire era fresco y limpio, se escuchaban grillos y era mayormente silencioso. Además de que tenían que tratar de hacer el menor ruido posible hasta que entraran a la base.

Estrella, Katy, Israel y Pelusa fueron juntos, la primera mencionada al frente y al lado la menor de ojos verdes, mientras que Katy e Israel iban como guardias atrás y los otros bajaban las maletas y equipaje que habían traído desde Estados Unidos.

Los felinos que vivían en aquel centro ya sabían de la llegada de los demás y la reunión de todos, pero susurraban y estaban extrañados de Pelusa, su juventud y en gran parte su belleza.

—Y ella? — susurró un gato

—No lo sé, creo que podría ser Pelusa...— dijo otro.

Sus miradas se centraban directamente en la menor, por lo cual Estrella miraba amenazante a todos, tratando de que desviaran al menos un poco la vista

—No les hagas caso, no los escuches sí? — le susurró a la de cabello castaño, que ya se veía más nerviosa — cuando lleguemos por favor no hables, después te explico porque

Después de recorrer el pasillo de miradas, llegaron a un salón más, con 11 personas, ropa limpia e impecable además de llamativa por el diseño, ya que la mayoría de colores no eran tan encendidos, y sus rostros fríos y serios...

—Hasta que traes a la sujeta de interés— dijo una de las líderes, clavando su mirada como aguja 

—Se llama Pelusa. — aclaró primero Estrella y después siguió con su seriedad y formalidad — Bien... nos hemos comunicado con ustedes y la trajimos porque... ella es la única sobreviviente de la masacre

—Y traes los papeles? — se pronunció el otro líder, y la chica de piel negra le dio la carpeta 

 —O sea... ¿Y qué quieres hacer con esto? —

—Sacar los restos, o que por lo menos sean de alguna forma vengados... Son 67 gatos, no es poco

—Hemos perdido más y de formas más crueles. 

—Pero aunque sea uno, es una vida perdida! — alzó un poco la voz

—No podemos vengarnos y causar un caos solo por uno, ni por 67, están muertos Estrella, están muertos!!!  — exclamó con molestia la contraria que se levantó y lo último lo pronunció con pequeñas pausas entre palabras

—Uno de ellos era mi esposo!!! 

—Tu esposo aportó a la especie?!— dijo más molesta, y Estrella bajó la mirada bajo la sumisión del dolor que tenía. —eso esperaba.—

Seguido a eso, el miedo pero a la vez la rabia de Pelusa se manifestó en sus firmes palabras cuando su interior vociferó sus quejas.

—Y tu que derecho tienes de minimizar el dolor de todas esas familias?!! Es tu jodida especie, no un número que se borró en una lista, que carajo piensas para ser así de insensible?!—

—Tu cállate!!!!— exclamó en el mismo tono a Pelusa, manteniendo su superioridad.

Todos los demás mantenían el silencio, ya que era común alguna que otra rebeldía de alguien, pero estaban igual de molestos de que una gata cualquiera con solo un poder humano hablara en contra.

Mientras, la chica de piel negra rogaba que la menor parara, por su bien, ya que la insolencia podía pagarse hasta con la muerte o con torturas en vida horribles.

—Nadie me va a callar, acaso no eres una felina como nosotros?!! Que hay de los asesinados, los torturados!!!! Que hay de ellos?! Ah?! Dime si eres tan experta y sabes tanto como para minimizar el dolor que sintieron los muertos y que sienten ahora los vivos a un número!!!! — la líder que la acompañaba le pedía que parara mientras trataba de no romper en llanto

—Eso no te incumbe maldita gata malnacida, eres la escoria de la especie!!! Has sido tocada por humanos..

Deberías estar muerta. — tuvo la última palabra aquella, que se sentó con una ligera sonrisa al ver cómo a Pelusa esas palabras le llegaron directamente a su mente.

—Si estoy viva es por algo... No debería...
Pero tú no eres un gato.— cerró la menor, pero sin esperar que la contraria con la cuál había discutido desviara la mirada un poco nerviosa como si fuera verdad.

En ese momento todos los presentes vieron a la líder porque no escucharon respuesta, viendo como actuaba distinto.

—Beatriz, conviértete en gato.— ordenó otro líder a su costado sentado

Beatriz lo miro seria tratando de esconder la verdad.

—Ahora no, para que frente a esta.. esta gata insolente!!—

—Si no te interesa ella, entonces conviértete en gato ahora!!!—

Entre insistencia de ambos lados, llamaron a los guardias a llevarse a Beatriz, la cuál movió sus brazos y piernas desesperadamente mientras los felinos encargados la arrastraban a una sucia cárcel.

Todos se levantaron después, viendo a Pelusa, y le pidieron a Estrella que se alejara.

—Como supiste...?—

—No lo sé.. yo.. lo supuse de alguna forma? Su frialdad era demasiada..—

—Pelusa, cuál es tu nombre humano?— dijo otra líder de los 11 presentes, con una voz más tranquila

—Ema, Ema Katherine Winchester—

—Ema.. bien...
Supongo que la gran bruja te otorgó el poder de convertirte en humana...
Tenías alguna profecía o energía distinta?— dijo un joven.

—Ah? Profecía de que?—  preguntó confundida

Ema miraba todo confundida más que con miedo, ya que la discusión había acabado y al parecer no se veían molestos por la rebeldía presentada a través de sus cuerdas vocales

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Mientras ellas estaban en la sala, se interrogaba e investigaba a Beatriz, la supuesta felina, una de las líderes más poderosas ya que la base de la que provenía era la más grande

Después de más preguntas que Pelusa no entendía, salió con Estrella del salón, y de los muros y pequeñas casitas para gatos que habían en ellos, todos los gatos se asomaban

En la oscuridad sus ojos fijos brillaban, los susurros como un viento suave a ras del suelo

Y finalmente...

"Pelusa, nos salvaste!!!
Pelusa, te agradecemos
Pelusa, nos protegiste
Pelusa, bienvenida a casa!!!" Dijeron a coro como si fuera la voz de un gigante, agradeciendo por delatar a la espía humana que estaba entre los líderes, una de la más poderosas... Pero que no era la misma especie.

—Nos salvaste de una tragedia, solo sonríeles..— susurró la mayor al lado de Ema.

Pelusa sonrió y caminó al frente con todos los gatitos pequeños que la recibieron, que habían escuchado muchas cosas de ella y tenían tantas dudas que quizá la entrevistarían entre todos

Y así...
Empezó otro capítulo en su historia.
Esta vez en Chile, perdida en la angosta y larga faja de tierra al fin del mundo.

𝙱𝚊𝚓𝚘 𝚕𝚊𝚜 𝚝𝚛𝚊𝚐𝚎𝚍𝚒𝚊𝚜Donde viven las historias. Descúbrelo ahora