Aquellos ojos no apartaban la mirada de aquella chica, tan entregada a la oscuridad. Pasaba sus manos nada delicadas por los cabellos blancos, sus labios ya habían recuperado su color. Eileen se alarmó al escuchar la puerta de la habitación abrirse aunque logró calmarse cuando vio a su hijo entrar.
-No vendrá- aquella voz resonó por la pequeña habitación.
La mayor poso su mano en su frente, aun le dolía la herida hecha hace poco por su marido. Suspiro pagándose de la silla para colocarse junto a su hijo.
-Llamaré a Meridia, la pobre ha estado muy preocupada- miraba fijamente las tablas del suelo, se negaba a ver el golpe en el rostro de su hijo -Severus hiciste lo correcto- trato de sonreír. Con dolor en sus costillas evitando quejarse del dolor en sus mejillas salió en busca de su amiga.
Severus se quedó inmóvil por un largo tiempo, su mente aun tenía fresco el momento de la pelea de su padre, cerró sus puños al recordar el momento que entró a su casa viendo algunos muebles volcados. Fue tonto sacar su varita al ser menor de edad, pero la escena lo ameritaba, su madre siendo brutalmente golpeada por su padre. Con fuerza logró quitarlo de encima, sentía el olor del alcohol, estaba por matarlo pero una mano lo detuvo. Con lágrimas vio a su madre suplicando, la distracción fue muy dura, un puñetazo directo.
Ahora cuando quería huir estaba Rellish en el momento equivocado, la frustración le había ordenado dejarla ya que estaba ahí por su propia cuenta, más un lado que solo hacia presencia con Lily le impedía abandonarla, la tomó llevándola hasta su hogar.
"Fue por su culpa que tuvimos que mudarnos"
Como un imán se acercó a la cama donde la chica estaba, arropada con muchas cobijas. Miro la mesa de noche donde estaba sus guantes, sintió miedo al verla en aquel basurero, como si fuera algo desechable.
"Como lo eres tú para Lily"
Golpeo sus mejillas con sus manos, el ardor de la herida lo devolvio a la habitación. Notó que su madre tardaba mucho, intento salir y ver, en algún momento había bajado la mano muy cerca de la de Rellish. Recordó aquel tacto como pidiendo disculpa a la vida por algo que ella no provoco, subió la mirada viendo sus labios, ahí explotó su ser, había sido muy suaves, calidos y dulces.
"El primer beso y te lo dio la chica que crees que es un estorbo en tu vida"
Sonrió a las cadenas pesadas que la vida le brindaba y como acto de burla a la miserable existencia que le tocó se acercó lentamente al rostro de Eris, nunca había tocado su cabello tan singular. Con un dedo tocó su mejilla hasta llegar a sus labio inferior, se acercó lo suficiente para besarle la mejilla rozando sus labios. Alejándose a tiempo al escuchar la puerta abrirse de manera escandalosa.
-¡Alejate de ella!- rodo los ojos al escuchar la altanera voz de Petunia.
-¡Eris!- entró Meridia con lágrimas acercándose a su sobrina, no habían moretones ni rasguños. Tocaba su brazo como aferrándose a la idea que estaba ahí. -¡Muchas gracias! - miraba a los Snape con agradecimiento absoluto.
Eileen aún en el marco de la puerta sonreía muy levemente, sabía cuan grande era el amor de Meridia por Eris. Su hijo los miraba sin expresión absoluta, se paró a la par de su madre.
-Eris yo cre... eei- Petunia se abrazaba a su misma, tenía miedo de acercarse y no sentir a Eris a su lado, el anhelo fue más fuerte arrojándose a la par de su amiga inconsciente.
La dueña de la casa tomó del brazo a Severus para darles privacidad, al llegar a la cocina se sirvió agua. Ya más calmada se enfrentó a su hijo.-¿Ustedes son algo?- era un poco incómodo, ella aún de estar casada era tímida con estos temas, fruncido las cejas al ver a Severus tensar los hombros. -Me alegro que encuentres la felicidad-
-¡Que!- El chico negó rápidamente, que tonteria estaba escuchando, nunca se fijaría en Eris -No me conoces- trato de alejarse.
-Espera, yo crei-
-No creas nada, siguamos como si nada- respiraba rápidamente -Es lo mejor que se nos da- dolió decir esas palabras a sujeto madre. Subió las escaleras encontrando a la mujer mayor de ojos grises.
-Gracias Severus- le susurro dándole un beso en la mejilla. Observó como bajaba las escaleras en busca de su madre, abrió un poco la puerta viendo directamente Eris abrazando a su mejor amiga, sintió algo incómodo en su estómago.
Abajo Meridia consolaba a Eileen, el golpe en aquel rostro no se le había escapado. Odio la crueldad de la vida con seres que no lo merecían.
-¿Viste lo mismo que yo verdad?- hablaba lentamente la pelinegra, trataba de calmar su llanto. -Mi hijo dice que no pero...-
-Eileen- suspiro tomandola de los hombros sentandola en la primera silla del comedor -Snape ama a Lily- saco un pañuelo de su vestido, pasándolo por la mejilla de la de ojos negro.
-Severus tienen razón, no lo conozco en nada- soltó un quejido al tratar de levantarse, Meridia la sostuvo como pudo. -No logre hacer nada bien-
-Eileen no digas eso- la abrazo con delicadeza, tocó sus cabellos -Eres una Prince, sangre pura y muy valiente por dejar todo por seguir a tu corazón- acerco su frente a la suya -Aún a pesar de todo tuviste un hijo, no olvides que yo prácticamente fui la desgracias de mi familia, me consideran como unas inmundicia-
-Que haría yo sin ti Meridia- le susurro.
Meridia estaba por decir algo cuando vio pasará a Severus salir rápidamente de la casa , lo miro fijamente.
-Será mejor irnos con las chicas, descansa y cierra bien la puerta, mi casa esta abierta para ustedes dos- beso su mejilla.
ESTÁS LEYENDO
¡Algo mas sencillo que la vida!
RandomLo que mas la lastimo no fue el rechazo, las traiciones, ni siquiera el dolor. Fueron sus propias acciones, juro nunca ser un monstruo pero hasta el ser vivo mas vulnerable sabe cuando debe mostrar su garras para sobrevivir.