Capítulo único

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Artista de la imagen: Xiaoxiang (潇湘一片云-xxx   / la encuentran en weibo) 


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—¿Y? ¿No piensas hacerle caso? — paso sus manos debajo de su playera gastada, sacando solo las puntas de las afiladas púas que sobresalían de las yemas de sus dedos.

—N-no... ya te dije que no... — Peter apenas había entrado a la universidad con beca completa, por suerte, por milagro, o quizá por ofrendarse a sí mismo a esa extraña criatura, no lo sabía, pues el otro negaba haberlo ayudado.

—¿Pero es tu tipo no? — la lengua se coló en su boca sin esperar una respuesta y Peter trago aquel extraño néctar viscoso, relajando su garganta lo mejor que pudo, pues bien sabía ya, que "Miguel", como se le ocurrió bautizarlo, le encantaba intentar llegar hasta su esófago en cada ocasión.

Había aprendido a respirar por la nariz, a dejar los nervios de lado mientras la lengua poco a poco se extendía en su interior, no recordaba en qué momento empezó a disfrutar de ello, la sensación de asfixia y nervios, pero ahora, solo apretaba los fuertes brazos que empezaban a quemarle los dedos, porque, cada que Miguel "lo deseaba" empezaba a sudar ese fluido rojizo y a exudar vapor azulado de sus fauces.

—Miguel... — jaló aire cuando la lengua salió por completo de su boca, mareado en la bruma, mientras el que una vez lo aterro dejaba esa forma humana y sacaba poco a poco y con un crujir húmedo, delgadas y largas extremidades, "patas" aterciopeladas que le causaban cosquillas cada que rozaban su cuerpo.

—De niño ella te gustaba— indago celosamente la criatura y Peter hizo una mueca.

—De niño— aseguró refiriéndose a su pelirroja vecina, a la cual ya había rechazado asegurándole que tenía a "alguien" en casa.

—¿Y ahora? — Miguel sonrió, arrogante, malicioso. Sabía de sobra qué tipo de cosas prefería actualmente SU chico.

—Miguel...—Peter acaricio el abdomen moreno y marcado, empezando a abultarse, cerro los ojos, mientras las otras extremidades lo levantaban con facilidad, cortando levemente, rasguñando debajo de su ropa, rozando las líneas en sus costillas para dejar marcas que durarían por días — por favor... quiero verte —suplico tocando con la yema de los dedos la punta de una de sus patas, jugando con ella.

—Lo estás haciendo —se burló Miguel de nuevo, obligándolo a ser más específico. Peter, entonces, abrió los ojos para mirarlo de frente.

—Ya sabes, con las patas, el opistosoma, los colmillitos y los pedipalpos...— Peter hizo un montón de ademanes, simulando colmillos con los dedos, mientras citaba cada parte de su anatomía quimérica sin ninguna clase de temor. Miguel, al acto, se retiró fastidiado al ver su cara insolente, dejando al humano suspendido en el aire.

—Peter arruinas el juego — se quejó ¿Cuándo ese humano había dejado de temblar de horror y empezó a jugar con él?

—¡Pero vamos! Quiero el show completo, cuál es la gracia de todo esto si no tomas tu forma real — explico aún el aire y Miguel soltó un bufido, resignado y encantado por igual.

—Luego no te estés quejando— gruño acercándolo de nuevo.

Nadie imaginaría que el tímido Peter B. Parker había desarrollado afición por el monstruo arácnido debajo de su cama.

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