Un ramo de cardos

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Nos besamos
bajo un árbol de brugmansia
que tocaba sus campanas
celebrando nuestras nupcias.
De unas ruinas
construimos un presente
y de algún hueco, nuestro hogar
donde anidar como serpientes.
Enroscados,
devorándonos el alma,
degustamos el veneno
que había en nuestros corazones
y al volver,
exhaustos, de luna de miel,
ya no quedaba en el jardín
más que unos cardos, como flores.

Expresión de una psicopatología mediante versos neuróticosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora