Atrapados Por La Lujuria

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Cae la noche encumbrada por la pasión y sangre derramada en este fuego, te he marcado esta noche, llegaste a mí mientras esperaba a un mortal, queriendo encontrar al elegido entre continuos desatinos que terminaban siendo una ahondada decepción, pero llegó él con sus ojos rojos, su mirada tan mística, hemos danzado con nuestros cuerpos, he sellado el ritual de esta noche, pero no sé si lo siga viendo mañana, no pertenece aquí, pero ese hombre es enteramente mío. Así es como las brujas poseen con pasión insana, con determinación cuando reconocen el ser que compagina con esta vida lobrega que llevamos, pero él resultará mi perdición...

Me acerco a su lobulo izquierdo —No se tu nombre, pero hoy embebiste mi cuello, por alguna razón Lilit te trajo a mí, y me puedo convertir si vuelves a beber de mí.

Él se remueve y me susurra: —Me llamo Yuliano, y no te me vas a escapar, ¡maldita bruja! Estas marcada, no te dejaré ir, sé qué eres tú la que pondrá fin a vagar entre tinieblas.

Queda profundo, me estaba respondiendo meditabundo, entonces me doy cuenta el poder que ejerce mi voz sobre él, el magnetismo de la oscuridad nos acobija, nos hace querer y pertenecer al otro, sin un ápice de vergüenza, pero hay un detalle, el pasado nos hará volver a la realidad, donde los vampiros y las brujas no pueden estar juntos, he quebrado mi juramento, pero por alguna razón mi madre me lo ha traído en el aquelarre.

Rendido de rodillas a sus pies sin entender que pasaba con mi ser, con mi mente, pensaba cómo puede ser que algo tan frágil y mortal como esta bruja, me llevara con su poder ante ella, hizo que pasara de estar escondido en las sombras de la noche esperando por un festín de sangre de algún desafortunado a una noche donde la lujuria y la pasión se apoderó de mí, cuan poderoso fue ese aquelarre invocado, que por más que hubiese atinado mi mordida bañándonos en su sangre, no pude quitarle su vida, la miraba meditativo sin entender que debía hacer, su voz hipnótica sacó mi nombre con a penas susurrar a mi oído, cosa que no se lo decía a ningún mortal hacía mucho tiempo.

Mi mente solo tenía un pensamiento,
¿Qué magia antigua había usado, cuál era ese poderoso hechizo?,
La sed de sangre se me había ido, y sabía que tenía que salir de aquel sitio o ese granero sería mi última morada, mi última noche, pero solo quería quedarme allí entre sus brazos, postrado a sus pies. Incorporando mi ser solo le pregunté:

¿Quién eres maldita bruja?
¿Cómo te llamas?, quiero saber quién tiene la osadía de plantarse ante mí, sin tener miedo a que tome venganza por hechizarme y someterme a su apetito carnal, y a la vez dejarme beber de su sangre sin miedo a su final.

—¡Se acerca el día, y tú, ya no deberías de estar aquí! — Respondió.

—Esta noche no será la primera y última, la próxima vez me dirás tu nombre o no voy a responder de mí y beberé hasta la última gota de sangre de tu cuerpo, de tu ser.

Me lanzó una mirada de fiera enjaulada, y era tan hermosa, una belleza hipnotica que me atraía hasta cegarme, la necesitaba, pero sabía que esa mujer era malvada, y que ocultaba algo que yo iba a descubrir con volver a beber de su precioso cuello, que me invitaba a marcarlo nuevamente.

Autores:
Mile Morales "Dulce Cayena"
Pensamientos y letras - G.J.C

El llamado de la bruja Donde viven las historias. Descúbrelo ahora