Capítulo 7

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Noche oscura, árboles frondosos que se alzaban como guardianes silenciosos, y un susurro constante del viento entre las hojas. Lucy y Noah se encontraban en un pequeño refugio escondido en las profundidades del bosque, una guarida secreta iluminada por tenues luces anaranjadas que titilaban en la penumbra. El ambiente era tenso, impregnado de un aire misterioso que se mezclaba con la incertidumbre.

El refugio en el que se encontraban, era un rincón acogedor y rudimentario. Mantas desgastadas yacían dispuestas sobre el suelo, mientras unas pocas provisiones de comida descansaban en un rincón. Varias mudas de ropa colgaban en perchas improvisadas.

La luz de las velas parpadeaba, proyectando sombras danzarinas que bailaban en las paredes de madera. En la tenue luz, los rostros de Lucy y Noah revelaban la gravedad de la situación. Noah miraba a Lucy con ojos cargados de responsabilidad, mientras ella intentaba descifrar el significado detrás de aquel encuentro clandestino.

—Noah, ¿qué estamos haciendo aquí? —preguntó Lucy, su voz apenas audible en la quietud de la noche.

Noah tomó aire, sus ojos fijos en los de ella. La gravedad de sus palabras se cernía sobre la atmósfera como una sombra ineludible.

—Lucy, necesito que entiendas algo crucial. Esta noche, a la medianoche, se llevará a cabo de nuevo la batalla contra Lucas por el puesto de alfa de la manada.

Lucy parpadeó, desconcertada. La seriedad en el rostro de Noah la hizo estremecerse. La idea de una nueva batalla nocturna evocaba en ella el miedo que había vivido la vez anterior, pero para Noah, era una realidad que debía enfrentar.

—No puedo permitir que vayas esta vez —continuó Noah con voz grave—. La última vez, casi te matan al descubrirte. No puedo soportar la idea de que vuelvas a correr ese riesgo.

Lucy frunció el ceño, una mezcla de miedo y determinación en sus ojos.

—Pero, Noah, ¿por qué? ¿Por qué esta batalla es tan importante?

Noah suspiró, buscando las palabras adecuadas.

—Es una tradición antigua. La manada determina a su líder a través de la fuerza y la astucia. El alfa actual me eligió como su sucesor, pero Lucas me desafió, porque según él, es más digno y fuerte que yo para el puesto. Lucas no es una buena persona, y no puedo permitir que lidere a mi manada, porque los llevará de nuevo a los malos tiempos. No puedo exponerte a ese peligro nuevamente.

Lucy asintió lentamente, asimilando la magnitud de la situación. La existencia de licántropos, la lucha por el liderazgo, todo parecía una fantasía, pero estaba frente a ella, palpable y real.

—No puedo perderte, Lucy.—murmuró Noah, con su voz quebrándose ligeramente.

Lucy se acercó a él, sintiendo la urgencia en el aire. Se abrazaron con fuerza, como si ese gesto pudiera protegerlos del destino incierto que se avecinaba. El refugio temblaba con la intensidad de sus emociones entrelazadas.

Noah se apartó y la miró directamente a los ojos.

—Hay algo más que necesitas saber. Como ya te dije, mi compromiso con Elena no es por amor, es por conveniencia. Ambos tenemos intereses que conseguiremos cuando consiga el puesto de alfa y ella se convierta en Luna tras nuestro matrimonio, y para protegernos a ambos, debemos evitar encontrarnos demasiado durante el verano, al menos hasta que haya ganado la confianza de la manada.

Lucy sintió un nudo en el estómago. La revelación de Noah la dejó sin aliento. A pesar de la conexión entre ellos, se vieron envueltos en una telaraña de circunstancias peligrosas y compromisos forzados.

—Noah, ¿qué significa todo esto? ¿Cómo podemos enfrentarnos a algo tan grande?

Noah le acarició el rostro con ternura, sus ojos reflejando la lucha interna.

Renegados de la manada©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora