Killer acaba de empezar su nueva vida en la preparatoria Grand Line. Las cosas parecen ir bien los primeros días. Hasta que su camino se entrelaza con el de alguien más, después de eso las cosas empiezan a cambiar en su vida.
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—Deberías hablar con él; es patético verte esconderte —dijo Law, dejándose caer en las gradas junto a Kiku y cruzando los brazos con molestia.
—Law tiene razón, Kid —asintió Kiku con convicción—. Si aún te sientes culpable, deberías disculparte. No puedes esconderte toda la vida.
—Cierto, no puedo hacerlo toda la vida, pero quizá lo haga un poco más —respondió con terquedad, levantando una ceja y cruzando los brazos.
Ambos suspiraron, frustrados por la actitud infantil de su amigo. Law se pasó una mano por el cabello mientras Kiku rodaba los ojos.
—Eso es malo para ti, Kid; ya viste tu cara, se nota que no estás durmiendo bien —dijo preocupada.
Law bufó —Eso es porque el joven anda teniendo sueños indebidos —se burló, riendo entre dientes.
Kiku se volteó bruscamente para mirarlo. —¡Kid! —exclamó, frunciendo el ceño con reproche.
—¡Trafalgar! —se quejó Kid, poniéndose rojo de vergüenza.
Law se encogió de hombros con indiferencia.
—Te voy a avergonzar hasta que me aburra —lo amenazó con una sonrisa burlona—. Te lo buscaste por ser un cobarde y amenazarnos a todos —añadió, señalándolo con el dedo.
Kiku se echó a reír, mientras el pelirrojo se cubría el rostro con las manos, intentando disimular el rubor.
Kid dejó escapar un gemido frustrado. —¿Son mis amigos o mis enemigos? —preguntó, ofendido, frunciendo el ceño.
—Somos tus amigos, y por eso somos sinceros contigo —dijo Kiku con seriedad—. Así que sal de ahí y deja de actuar como un niño —lo regañó con cariño.
—Tsk —se quejó, saliendo de debajo de las gradas donde se había escondido. Se sacudió el polvo de la ropa con movimientos bruscos. —No estoy actuando como un niño —refunfuñó, haciendo un puchero exagerado.
Law rodó los ojos con dramatismo. —Sí, claro, por tu culpa perdí cinco dólares —comentó con sarcasmo, dejando escapar un largo suspiro exasperado.
—¿Mi culpa? —se quejó, dejándose caer entre ellos con un gruñido, cruzando los brazos y echando la cabeza hacia atrás. —Tú decidiste apostar —añadió, mirando a Law como lanzándole un reto silencioso.
—Niños, dejen de discutir —intervino Kiku, levantando las manos en un gesto pacificador, como calmando una tormenta.
—Bien —dijeron al unísono, cruzando los brazos al mismo tiempo y suspirando con resignación.
Dejaron el tema atrás. Law y Kid sacaron sus teléfonos mientras Kiku observaba a su alrededor.
—Oh —sonrió y alzó la mano, saludando con entusiasmo.