Erling tenía el pelo todavía ligeramente húmedo cuando llegó al living y se encontró con Juli estirado sobre el sillón. Miraba con extrema concentración una competencia de cocina, con la pequeña arruga entre ceja y ceja que siempre aparecía cuando estaba a punto de hacer un tiro libre.
La expresión se esfumó en el aire cuando Juli espió su presencia al otro lado de la habitación. En su lugar apareció la sonrisa más bonita del mundo; esa que, incluso un poco apagada por el cansancio de su novio, no dejaba de acelerarle el corazón como la primera vez. Julián extendió un brazo, la invitación implícita y a la vez imposiblemente tentadora.
Apenas le tomó un par de pasos llegar a su lado y Erling se dejó caer sin mucha ceremonia, buscando el lugar entre el pecho y el hombro de Juli que parecía hecho para que él recostara su cabeza. Lo envolvieron los brazos protectores de su novio y disfrutó el apretón cariñoso al punto que se le escapó un suspiro.
Había pocas cosas que se sintieran tan bien, tan correctas, como el momento en el que Juli lo abrazaba. El resto del mundo se difuminaba y se volvía igual de dulce y suave que los besos que Julián dejaba en su pelo.
–Hola –susurró Juli con los labios pegados a su cabeza y apretando apenas las manos alrededor de su cintura.
–Hola. –Giró apenas la cabeza para dejar un beso sobre la tela gastada del piyama de Juli–. Tengo sueño. –Un bostezo que lo tomó por sorpresa subrayó la afirmación y pudo escuchar a su novio reírse bajito.
–Tenemos que cenar primero, amor.
–Hmm, dejame un ratito más –respondió, hundiendo su cara en el pecho de Julián, respirando profundo y embriagándose con el olor de su piel.
Julián concedió silenciosamente esa extensión de tiempo con sus mimos y Erling cerró los ojos, tratando de concentrarse en lo que hablaban los concursantes del olvidado programa de televisión. Alguien había quemado las galletas que tenían que usar para el postre y sus compañeros de equipo estaban muy enojados.
Lo envolvió esa sensación de suave caída que le sobrevenía cuando se estaba por dormir y estaba listo para dejarse ir cuando Juli removiéndose debajo de él lo trajo de vuelta a la cálida realidad.
–¿Estás bien? –preguntó mientras se movía con cuidado para salir de encima de Julián.
–Sí, me estaba molestando un poco la espalda nada más. Y vos te estabas quedando dormido –agregó con una media sonrisa burlona.
Erling iba a protestar la injuria, pero Juli no le dio tiempo. Apenas terminó de hablar estiró su mano derecha y sostuvo su hombro. Al mismo tiempo, con la otra mano alcanzó su pelo suelto y hundió los dedos entre las mechas apenas húmedas. Erling cerró los ojos sin poder contener el escalofrío que le recorrió la espalda. Le encantaba que Juli le hiciera mimos en el pelo.
–Te lo deberías dejar así más seguido.
–¿Hmm? –Abrió los ojos y habría fruncido el ceño por la confusión si no estuviera tan relajado. Julián no podía esperar que le respondiera algo coherente cuando estaba efectivamente apagando toda su actividad cerebral con sus caricias.
A Julián se le escapó una carcajada y se acercó lo suficiente para darle un rápido beso en el cachete. No le dio tiempo de extrañar los mimos, las manos suaves volvieron a pasear por su pelo casi tan pronto como se fueron.
–Que uses el pelo suelto más seguido, digo. Te queda hermoso.
Bajó la mirada, haciendo que una mecha de pelo se escapara de la palma de Juli donde la estaba observando. Era ridículo sentirse avergonzado por los cumplidos de su novio, lo sabía, pero no podía evitarlo.
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Inadequate | julián x erling
Fanfiction📍One-shot Julián posó una mano en su rodilla y le dio un apretoncito. La otra seguía jugando con el pelo sobre su hombro como si el otro estuviera en un trance y no pudiera dejar de estar en contacto con su cabello. -¿Por qué no te lo dejás suelto...