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Muchas, muchas gracias por leer e interaccionar. :)

Espero que os guste esta nueva parte.


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Emma había decidido que recorrería el pueblo andando durante aquel día, porque mientras tomaba una ducha caliente se le había ocurrido la idea de que tal vez de pequeña hubiese vivido en Storybrooke y por eso tenía toda esa constante sensación de déjà vú. Aunque sabía que era una ocurrencia bastante absurda si tenía en cuenta que recordaba sus casas de acogida y ninguna estaba cerca de Maine. Pero algo tenía que hacer porque cada vez era más molesto vivir con la constante impresión de que estaba olvidando algo importante.

Estaba muy frustrada con el hecho de no saber por qué ese pueblo parecía importarle tanto a su subconsciente, ese pueblo y la tal Regina, claro. Al menos tenía que agradecer haber pasado una noche de sueño reparador sin ninguna morena arrancando corazones entre risas malvadas.

La primera parada de Emma fue Granny's, su cuerpo pedía a gritos un café con canela y unos pancakes.

Estaba intentando tragar un trozo más grande de lo debido de su desayuno cuando Regina Mills apareció en la cafetería.

-Buenos días, señorita Swan- dijo muy sonriente mientras se apoyaba en la barra y miraba a Emma con la cabeza ladeada.

Emma se atragantó al escuchar la manera en que la había llamado y tosió bruscamente. Rápidamente intentó parar la tos con un gran trago de café, lo que por suerte funcionó. Cuando volvió a sentirse una adulta funcional se atrevió a mirar a Regina que parecía más divertida que otra cosa.

-Buenos días, señora alcaldesa.

-¿Está disfrutando su visita?- preguntó Regina alargando la mano para recoger una enorme taza de café que Ruby le había puesto sobre el mostrador, cuando probó la bebida puso una cara de satisfacción que a Emma le resultó completamente fascinante.

Al igual que el día anterior, Emma se concedió unos instante para observar a Regina; la manera en que el pintalabios color cereza resaltaba su belleza, la forma en que el pelo casi negro caía sobre sus hombros tapados por un abrigo color gris... Y Regina volvió a pillarla mirando embelesada y Emma, otra vez, quiso desaparecer.

-Eh...sí. Hoy iré a pasear, quizás al bosque- las palabras salieron a trompicones de la boca de Emma.

Regina miró a Emma entornando los ojos.

-El camino que se adentra en el bosque hasta llegar al pozo es realmente precioso- tomó asiento en el taburete contiguo a ella y se desabrochó el abrigo dejando ver una camisa color blanco. Una vez que se acomodó le dio otro trago a su taza.- ¿Su hijo no ha podido acompañarla?

-Sí, sí que hubiese podido, pero ha empezado a salir con una chica y ya sabe...- dijo Emma encogiéndose de hombros.

-Me imagino que le resultará mucho más interesante pasar tiempo con ella que usted.

-No entiendo por qué la verdad, yo soy una compañía la mar de divertida - bromeó.

Regina amplió su sonrisa y Emma no pudo evitar dirigir su mirada de una manera poco disimulada hacia esos labios que eran condenadamente perfectos. Tras unos segundos cambió la mirada hacia su desayuno a medio comer y suspiró.

Emma no entendía lo que le pasaba con Regina, apenas si había coincidido con ella pero el hecho de haberla visto durante tantas noches en sus sueños había hecho que se sintiera eclipsada por su presencia. Además, estaban los fragmentos de imágenes borrosas que se habían instaurado en su cerebro desde aquella vez que se dieron la mano.

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