Capitulo 6

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La noche empezó a ponerse muy fría, la luz de la luna muy tenue y la oscuridad bastante densa, Nami y Zoro seguían en el nido del cuervo, los alumbraba una pequeña lámpara de gas, estaban sentados en el suelo, ella tenía su espalda pegada al pecho de Zoro y él la rodeaba con sus brazos desde sus pechos hasta su vientre, con la cabeza acomodada sobre uno de sus hombros, ambos estaban aún desnudos rodeados por la manta, ella podía sentir la respiración del espadachin, estaba bastante tranquilo, Nami sostenía los brazos del muchacho con sus manos y recargaba su espalda al pecho de este para mantenerse caliente.

—¿Qué sientes? –Nami por fin rompió el silencio

—Ahora siento un poco de sueño, pero no voy a dejarte sola con la guardia –Le Respondió el peliverde dándole pequeños besos en el hombro y apretandola contra su cuerpo.

—¿Bromeas? –Nami se soltó de los brazos de Zoro pero él volvió a sujetarla, poniéndola de frente y encima de él, sujetándola de la cintura.

—¿Puedes ser más explícita? –Le dijo el espadachín mirandola a los ojos mientras la apretaba un poco más fuerte ya que Nami trataba de bajarse.

—Pues... esto que acabamos de hacer... –Nami desvió la mirada y se cubrió los pechos de la vista del peliverde

—¿No te gustó? –Preguntó bastante confundido el espadachín, la tomó del mentón y la giró hacia él buscando sus ojos.

—N-no es eso –Nami por fin le sostuvo la mirada
—¿Acaso no te das cuenta de lo que acabamos de hacer? –Su voz empezó a sonar un poco alterada
—¿No te das cuenta de lo desastroso que puede terminar siendo? –sus ojos lentamente empezaron a humedecerse
—Para Luffy, para toda la tripulación, para nuestros sueños –Nami apartó la mano de Zoro de su barbilla y seguía forcejeando con él para bajarsele de encima.

—Tranquilízate –Le dijo el peliverde mientras la tomaba de las muñecas sin dejarla bajar

—Seguramente esto no fue nada para ti ¿Verdad? Por eso estás tan tranquilo –Nami seguía forcejeando

—¿Crees que haría esto con cualquiera? –La voz de Zoro sonaba más seria de lo que solía ser, Nami dejó de forcejear al escucharlo y bajó la cabeza.

—¡Responde! –Dijo el peliverde buscando la mirada de Nami

—Me gustas... –Respondió ella en un susurro, para ser sincera no sabia que esperar, lo único que sabía era que no quería ser vista como un juego para él, como una simple oportunidad de descargar su frustración masculina.

—Ven aquí –le dijo con voz grave, Zoro volvió a tomarla de la barbilla y devoró sus labios bruscamente envolviendo su cuerpo con un solo brazo, lentamente bajó la mano de su barbilla hasta su cuello, haciendo una ligera presión, podía sentir la sangre de la pelinaranja bombear al ritmo de los latidos de su corazón, ella se dejó llevar totalmente en cuanto sintió de nuevo sus labios, pensó en cortar el beso para seguir con el poco diálogo que habian conseguido, pero el espadachin le resultaba irresistible, siguió correspondiendo plenamente al caliente besó que le estaba dando, él se tomó su tiempo mientras la besaba, jugaba con su lengua, pasaba su mano libre por sus piernas y terminaba sujetandola por el trasero.

—Eres mía ahora –le dijo con esa voz pausada que la derretia, separándose lentamente de ella, dejando un hilo de saliva entre sus bocas.

—¿Tuya? –alcanzó a articular entre jadeos, y tratando de estabilizar su respiración, ese comentario terminó de arruinarla ¿Cómo era posible que la deshiciera tan fácil?
El hecho de que la considerase suya le provocaba sentimientos encontrados, por un lado le fascinaba y al mismo tiempo le fastidiaba que él hablara de ella como si fuese una más de sus espadas ¿Acaso Zoro estaba loco? ¿O tal vez entendía muy poco respecto a las relaciones?

Después de todo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora