• ° Nuestra canción ° •

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Eren no era el más artístico de sus amigos.

Él no tenía una voz particularmente hermosa como Mikasa que adoraba cantar, ni una mente imaginativa capaz de crear mundos escritos como Armin, él simplemente era él, un niño que no tenía la paciencia para dedicarse al arte.

Usualmente no le molestaría, nunca le ha molestado antes, y llegó ese tonto día en que vio a un par de niñas con tiaras de flores.

Las ha visto en la calle antes, eran menores que él y muy habladoras, por eso mismo no le importaban realmente, pero su vista estaba enfocada completamente en las tiaras.

Estaban hechas sólo con esas flores azules que ha visto cerca del árbol que solían visitar, el azul siempre le recordaba a Armin, probablemente por sus ojos de cielo.

Armin, su mejor amigo, el niño que hacía que su vientre se sintiera gracioso, se vería muy lindo con una tiara de flores, quizás más que las flores en sí.

Y si Eren le regala una tiara de flores, probablemente sonreirá mucho.

Decidiendo sin realmente pensar, Eren corrió por casi todo Shiganshina, arrancando todas las flores que podía a diestra y siniestra, llenando sus brazos de tantas flores y colores que se volvió una vista inusual y divertida para los transeúntes que lo reconocían.

Tras terminar su misión de recolectar las flores, Eren corrió devuelta a su casa listo para hacer una tiara digna de alguien como Armin.

Fue cuando recordó un detalle pequeño e insignificante.

No sabía hacer tiaras de flores.

Con tristeza, Eren vio las flores arrancadas y regadas en la mesa de su hogar, no iba a poder hacer la tiara para su Armin.

- ¿Eren? ¿Qué significa todo esto? - La repentina voz de Carla hizo que saltará en su lugar y se girará a verla con ojos grandes y llorosos.

- Q-quería hacerle una tiara a Armin... - Lloriqueo como el niño pequeño que era. - Pero no sé hacerlas.

El rostro de Carla se suavizó ante las palabras de su hijo, una sonrisa maternal brotó en sus labios al mismo tiempo que un par de risitas intentaban escapar de su boca.

- Oh, Eren... Déjame te enseño, yo solía hacerlas todo el tiempo.

La suave voz de Carla relajo a Eren quien sólo veía a la mujer sentarse a su lado y tomar una de las varias flores en la mesa.

Con cuidado y suavidad, Eren admiró los movimientos de su madre sobre el tallo de las flores para unirlas y comenzó a imitarla él mismo.

Mientras que Carla iba por flores de los mismos colores, Eren usaba todos los colores que podía, flores rosas, blancas y amarillas estaban unidas a flores azules, moradas y naranjas, todos los colores del mundo para su rubio, para su Armin.

- ¿Estás seguro de que quieres todos esos colores? - Preguntó Carla con una pequeña sonrisa.

Podía ver los dedos de Eren llenos de pequeñas espinas por las pocas flores que las tenían, quizás sus dedos no eran delgados y delicados como los de una dama, pero aún era un niño, lo que le facilitó algunos dobleces y giros. Eren negó con una enorme sonrisa admirando la colorida corona.

- Es perfecta.

Sin siquiera esperar por la aprobación de su madre, Eren tomó la colorida tiara y salió corriendo de su casa, ignorando el grito enfadado de su madre por la cantidad de tierra y flores que dejó en la mesa.

El castaño corrió por el camino que ya conocía a la perfección hasta llegar a una casa pequeña, las ventanas estaban abiertas por lo que Armin debía estar en casa. Eren corrió a la puerta y tocó la puerta con ansias.

La puerta fue abierta por el abuelo Arlert, quien no parecía sorprendido por la presencia de Eren, probablemente por su escándalo.

- ¡Dígale a Armin que traigo flores!

El anciano se rió, en su desesperación por ver a Armin, Eren se olvido por completo de sus modales. El abuelo Arlert dejó que Eren pasará y se sentara en la sala mientras él buscaba al niño rubio de Eren.

Cuando Armin bajo, Eren prácticamente salto de su asiento, la corona en sus manos sostenida con suavidad mientras corría y la colocaba en la cabeza del más bajo que solo pudo soltar un pequeño sonido de sorpresa.

- ¿Eh? ¿U-una tiara de flores? - Preguntó Armin tímidamente.

Y tal como Eren predijo, Armin se veía hermoso, como esos dibujos de hermosas princesas en los libros que leían, Eren ni siquiera pudo pronunciar una palabra cuando Armin lo miro expectante.

El rubio lentamente sonrió, una pequeña y brillante sonrisa que sólo hizo que Eren sintiera su corazón latir con mucha más fuerza, su mente se sentía confusa y su vientre gracioso.

Oh

Oh

Eren no era el más inteligente, pero viendo a su hermoso Armin con aquella tiara de flores colorida hizo que entendiera algo.

Estaba enamorado.

Our Dreams... • Eremin • A Flufftober SpecialDonde viven las historias. Descúbrelo ahora