Aziel

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Señor mío, intento hallar consuelo en tus palabras, pero mi amor enfermo me persigue como una plaga.

Te hablo con el corazón abierto, mostrando mis pecados y deseos profundos por un ser hermoso.

Un ser hermoso que es igual que yo, un hombre al final.

Y deseé besar sus labios, deseé venerarlo siendo él mi único Dios.

Sáname de este amor, señor, estoy muriendo mientras me consumo en deseo.

Sus grandes ojos oscuros son testigos de mi ida al averno. Estoy permitiendo ser amado así, sin límite.

Le entregué mi alma a usted, mi Señor. Pero el corazón hace lo que quiere, y se niega a seguir siendo suyo.

¡Arráncame los ojos y las manos! ¡Te ruego, padre! Que la desdicha mía hace acto de presencia y no parece detenerse. 

Estoy renunciando al cielo por él, no puedo negarme. 

¡Arráncame el corazón, que mi alma prefiere la destrucción de sí misma antes de ir tras de usted! 

Mi señor, estoy muriendo de amor.

Estoy enfermo de amor. 


Crónicas de un corazón afligido.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora