◆◇єѕρєяαη∂σтє◇◆

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Axel, Joaquin y Eduardo, estuvieron mucho tiempo esperando a que llegara la hora de la cena, lo cual pareció una eternidad. Las horas se sintieron mucho más largas de lo normal. Todos estaban ansiosos por ver y hablar con Emilio.

—¿Le tenemos que llamar nosotros?— pregunta Eduardo sin despegar su mirada de la pantalla del celular del castaño.

—No, él dijo que llamaría— responde Joaquín terminando de acomodar lo que hacia falta de la cena.

—Ya se tardó— menciona formando un puchero con sus labios —. Quiero verlo.

—No tardará mucho— menciona Joaquin dejando un beso en la cabecita de Eduardo —. Tiene que esperar a llegar al hotel de nuevo.

Eduardo asiente y permanece en silencio el resto del tiempo que tarda Emilio en llamar, lo cual no tarda mucho ya que, cinco minutos después, la tan esperada llamada llega.

—¡Es papá!— grita Eduardo respondiendo la llamada —vengan.

En la videollamada.

—Hola, mis bebés— saluda Emilio sonando bastante emocionado.

—Hola, papi— saluda Eduardo moviendo su manita de un lado a otro. Su emoción se puede ver a kilómetros de distancia.

—Hola, pa'— saluda Axel con una sonrisa enorme, haciendo que el corazón de Emilio se sienta lleno y cálido.

—Hola, mi amor— la voz de Joaquín sale emocionada y feliz de ver nuevamente a Emilio —. ¿Como estás?

—Bien, acabamos de terminar de medir el terreno de la empresa, falta medir uno, pero eso lo haremos mañana— menciona con una sonrisa —después de eso veremos que pasa, pero diganme, ¿como están ustedes?

—Bien, hemos visto muchas películas— se adelanta a hablar Eduardo —. Papá Joaquín nos ha preparado palomitas y papitas. Sólo hemos visto una de tus favoritas, las demás las veremos cuando vengas.

—Bueno, eso me agrada mucho— sonríe al escuchar la emoción en la voz de su hijo —. Compraremos un bote de helado enorme para ver esas películas.

—Si~, eso no puede faltar— celebra Eduardo.

—¿No han comido helado?— cuestiona el rizado.

—Eso es algo que hacemos juntos como familia— habla Joaquín —no sabe igual si nos falta uno de nosotros.

Aww, ya los quiero abrazar— menciona Emilio con un toque de berrinche en su voz —. Los extraño muchísimo.

—Y nosotros a ti, Emi— responde Joaquín con un pequeño puchero en sus labios.

—Y más ahora que mis abuelitos se fueron— agrega Eduardo confunfiendo al rizado —. Sólo estamos nosotros.

—¿Como que se fueron?— pregunta Emilio mirando fijamemte a Joaquin —¿solamente están ustedes cuatro?

—Si— responde el castaño —mis padres y mi abuelo tuvieron que irse a italia a arreglar algo de la empresa. Tu tia Martina está en casa de Mariana, David está ahorita casi viviendo en casa de los padres de Jorge y Cleo se fue a cuidar a su hermana porque la caban de operar y pues... Estamos solos.

Emilio frunce el ceño bastante confundido, su abuelo no le ha dicho absolutamente nada sobre el tema. Aunque claro, Alberto había olvidado su celular en las maletas y justo ahora se fue con un socio a cenar, así que no ha pisado la habitación para nada.

—¿Qué hay de mis padres?— pregunta Emilio de nuevo.

—Oh, ellos fueron a la casa de tu abuela materna, tal parece que llegó algún familiar o algo parecido— responde el castaño formando una mueca con sus labios —la verdad no recuerdo muy bien.

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