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Sergio conoció a Max cuando debutó, era solo un niño de 17. Y aunque ciertamente se le hizo atractivo, sabía que había mucha diferencia de edad y aunque era bien sabido que Max no tenía problema con enredarse con un hombre, Checo no quería precipitarse.
Continuamente lo veía y una que otra vez ambos se lanzaban una que otra mirada coqueta.
No fue hasta que Sergio entro a Red Bull cuando empezaron a familiarizarse entre ellos, es cierto que desde un principio hubo una conexión, sin embargo, los ataques de irá de Max hicieron que poco a poco, el moreno se fuera alejando cada vez más de el.
El rubio al ver estás acciones empezó a controlarse y empezó a relacionarse de nuevo con Checo. Claro que el mexicano no puso resistencia y día con día, ambos se volvían más cercanos.
Pasaban la mayor parte de la semana juntos y claro, en los entrenamientos siempre veías a los dos pilotos platicar animadamente. Cuando alguno de los dos ganaba alguna carrera, siempre era el otro quien lo felicitaba primero.
Era bien sabido que Max adoraba cuando ganaba porque su amado Checo como le gustaba decirle, siempre lo felicitaba con un abrazo y unas palabras animadoras. Solamente tener al pelinegro cerca le bastaba para estar en paz y tranquilo.
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Cada vez eran más recurrentes las interacciones entre ambos, y era claro que los fanáticos no las iban a pasar por alto.
Max sinceramente ya quería dar un paso más con el pelinegro. Aunque ya le daba muchas señales del gran enamoramiento que tenía hacia el, parecía que el pequeño mexicano despistado no se daba cuenta. Así que un día, se armó de valor y lo invito a cenar. Obviamente el pelinegro no se negó, adoraba pasar tiempo con su pequeño rubio.
Esa tarde, Max estaba echo un caos, no sabía que ponerse y estaba entrando en crisis.
-¡Ya hombre! Ponte lo que quieras solamente es una cena- Dijo el pequeño Charles cansado de que su amigo no se decidiera hacía algo tan simple.
-¿Lo dices en serio? No es solamente una cena con cualquiera, ¡Voy a cenar con Checo, Charles! ¿Tu cabeza logra comprender eso?- Dijo Max un poco alterado al ver que su mejor amigo no comprendía la magnitud del asunto.
Charles estaba apunto de reprochar cuando le entró una llamada de Carlos.
-Hola lindo, ¿Cómo vas con Max?- Dijo el español hacia su amado novio.
-Cariñooo, ¡Estoy tan arto! Max no se decide.
-¿En serio? Checo está igual o peor, es solamente una cen...- El español no pudo completar su oración ya que checo le mando un almuadazo desde el otro lado de la habitación.
