Damien Nicosia es hijo y heredero de Alan Nicosia, un hombre poderoso en Albania que maneja negocios ilícitos. Con veintinueve años, él cree que la vida le ha dado todo: mujeres, autos, dinero y respeto. Su comportamiento salvaje obliga a su padre a...
Estamos una frente a la otra, tengo la pistola apuntándole, y él sigue mirándome con su mirada fría y penetrante, sin expresar ninguna emoción.
Estamos en su habitación en el club nocturno, con la gran Damien Nicosia bajo el cañón de una pistola apuntada por una mujer.
«¡Te dije que levantaras las manos!» exclamo en tono autoritario; él, sin responder, sonríe fríamente.
«Luce, ¿puedo hacerte una pregunta?» Su tono es muy calmado y tranquilo.
«¿Ahora pides permiso?» afirmo seriamente.
«Baja esa pistola, Luce, podrías hacerte mucho daño.»
«¡No! Esta vez se acabó, Damien.»
«¿Se acabó? ¿Y para quién? ¿Para mí o para ti?» Parece que se esté burlando de mí.
«Para ti», grito seriamente.
«Si me matas, ¿cómo obtendrás tus respuestas?»
«En este punto ya no me importa nada, solo quiero verte morir.»
«No te importa porque te sientes culpable», afirma seriamente.
«¿Qué quieres decir»
«Tú, me quieres muerto solo porque te sientes culpable por haberme enamorado de mí.» Tengo un momento de confusión, mi mano tiembla y él sonríe.
«Luce, deja esa pistola y haré como si todo esto nunca hubiera sucedido.»
«¿El gran Damien pasando por alto un asunto como este? No lo creo.»
«Deberías, has entendido perfectamente que eres mi punto débil, pequeña.»No me llames pequeña, odio cuando lo haces», grito contra él, que estalla en risas, no me está tomando en serio.
«Luce... Luce... no tienes el coraje de apretar el gatillo, no eres nada sin mí, ¿entiendes? No eres nada, al igual que tu familia no es nada». Aprieto la mano.
«¿Dónde está mi hermano?» grito contra él.
«No lo sé.»
«¡Mentiroso! ¡Dime dónde está!»
«Luce, si supiera dónde está tu hermano, ya estaría muerto a esta hora. Sí, porque cuando lo encuentre, lo mataré con estas manos». Muestra sus manos.
«Tú... tú eres un monstruo, ¿cómo puedes hacerme todo esto?»
«Solo quiero protegerte».
«¿Y quién me protegerá de ti?»
No responde y sigue mirándome.
«Baja esa pistola, Luce, no hagas tonterías».
Lo miro a los ojos sabiendo que lo que estoy a punto de hacer también me matará, porque amo a este hombre. Cierro y abro los párpados, luego aprieto el gatillo.
Quedo conmocionada, fijo la pistola y él me fija a mí. ¿La bala no se disparó?
Damien saca la mano del bolsillo de sus pantalones que está cerrada en un puño, la abre y deja caer las balas al suelo. ¿Cómo es posible? ¿Él sabía? ¿Él nunca confió en mí?
«Ahora, pequeña, ¿qué debería hacer contigo?»
Se acerca lentamente de manera amenazante, dejo caer la pistola al suelo y lo miro. No tengo miedo; si quiere matarme, puede hacerlo.
«Haz lo que siempre has hecho en tu vida, mátame».
Se detiene a unos centímetros de mí, levanta la mano y la apoya en mi rostro, luego la desliza por mi cuello.
«Solo tendría que apretarte fuerte para matarte».
«¿Qué estás esperando? ¡Adelante! ¡Hazlo!»
Sonríe desafiante, acerca sus labios a los míos.
«No puedo, porque eres importante para mí, eres mi pequeña y dulce Luce».
«Solo me has usado, no valgo nada para ti».
«No es verdad, lo sabes muy bien, Luce».
Bajo la mirada y él apoya su mano en mi rostro, me mira y suspira.
Todo parece suceder a cámara lenta, ya no siento mi cuerpo, me siento como una extraña que observa la escena de otras personas, el fuerte sonido de un disparo y un dolor que atraviesa mi piel, miro mi vestido blanco, sangro, levanto la mirada y fijo la vista en él, luego la oscuridad total.
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