¿No se dieron cuenta que Tomioka siempre tiene los ojos rojos? ¿No se han parado a preguntarse el porqué?
Pero.. la respuesta es obvia si lo piensas lo suficiente
¿Acaso nadie notaba que Tomioka Giyuu lloraba cada noche? O tal vez no todas, pero las...
Era... Era un día realmente soleado, uno muy caluroso
Iguro volvía de una misión reciente en la que salió lastimado brevemente, pero aún así debía ir a la finca mariposa para desinfectarse.
El patrón ordenó que no importa que tan mínima sea la herida, deben ir a chequearse, para evitar estar preocupado. Ya que él sabe muy bien,que mientras ellos estén en manos de la pilar del insecto, todo estará bien ¿No?
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Ahí estaba el pilar de la serpiente en camino a la finca Mariposa
—Realmente me parece un gasto de tiempo. Pero si el patrón lo pide, creo que debo hacerlo.. ¿No crees Kaburamaru?—Miraba a su serpiente albina—¿Acaso estas dormido? Ya despierta, estamos llegando..
Ya estaba algo impaciente.
—¡Que despiertes!—Dijo dándole un leve empujón en el cuerpo, no tan fuerte ya que yacía descansando al rededor de su cuello
Mientras peleaba con su... amigo, ya se encontraba en la entraba a la finca Mariposa
Pero cuando estaba por dar un paso al interior de la finca, escucho dos voces muy conocidas gritándose entre sí.
—Que carajo...
Podría reconocer muy fácilmente esas voces
—¡Esto no es normal Tomioka! ¡Necesitas un poco de ayuda!
—¡No quiero ayuda! ¡Por favor no te metas en esto!
—¡Claro que me meteré! ¿¡ACASO VEZ NORMAL QUE INTENTES SUICIDARTE!?
—¡Te pido que no vuelvas a hacerlo! ¡No es algo que pueda tomarse a la ligera!
—Por favor Kocho, se lo que hago.
—NO LO SABES!—Un gran silencio se hizo presente—Mmh, lo siento. Pero volviendo a esto.. Te pido... que no se te vuelva a pasar por la cabeza volver a hacerlo, o tendré que darle este anuncio al Patrón.
—No! No lo hagas... solo no lo hagas, por favor Kocho...
—Cuentas conmigo para todo Tomioka-san, tienes que saberlo...
—Si, gracias...
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—Escuche bien? ¿Realmente Tomioka intento hacer esa mierda? Pero... no tiene sentido...—Escucho unos pasos acercarse—Al carajo mi herida, ¡vamonos de aquí!
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