XXXIII | Buen viaje Skylar

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TAZ

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TAZ

¿Será prudente despedirme de Lauren?, quizás con la carta que escribí para ella será más que suficiente ya que quizás no actuó de la misma manera que Jacob pero hubo algunas actitudes que no puedo dejar pasar, pasa lo mismo con Hannah pero de ella era más que necesario despedirme. Caminaba entre algunos montones de tierra tratando de llegar al lugar secreto donde seguramente encontraría a Mía, cuando conoces a tus amigos sabes dónde estarán y como actuarán.

Recuperando mi respiración un poco llegó por fin a mi destino, Mía se encontraba sentada sobre el borde del acantilado mientras miraba a la nada.

— Sigo preguntándome qué es lo que miras cuando estás en este lugar — Río un poco sentándome justo a un lado de ella.

— En realidad no miró nada, solo pienso que todo sería más fácil si fuéramos como todas esas nubes que están esparcidas en el cielo — Sonríe un poco y fijando su mirada en mí me mira con cierto interés —. Tenía rato que no venías a verme aquí, ¿sucede algo?

— Creí que estarías en la fiesta de Hannah anoche después de que intentaste llevarte a Evan al departamento de Jacob — Río levemente.

— Solo intentaba ayudar, ese chico está loco por ti Taz — Sonríe —. Así como lo estuve alguna vez yo por ti

Una pequeña pausa se hace presente entre ambos, rodeo sus hombros con uno de mis brazos y ella se inclina recostandose sobre mi pecho.

— Mía, gracias por haber alegrado mis días siempre. Jamás olvidaré que fuiste quien más me motivaba para abrir la cafetería todos los días, siempre estaré en deuda contigo — Sonrió y ella se separa un poco de mí.

— Parecería que te estás despidiendo, que ocurre contigo Skylar... — Al notar que no había una pizca de burla en mi voz se acerca a mí abrazándome fuertemente —. Carajo, ni siquiera estaba preparada para este momento Taz. Fuiste más que un amigo para mí, siempre has sido como un hermano que incluso se me hace algo difícil hacer esto...

— No digas nada, solo quería que lo tuvieras presente — Sonrió —. Te quiero tonta

— No lloraré, no lo haré. Sé que siempre estarás presente aquí... — Limpiaba las lágrimas que empezaban a aparecer en sus ojos.

— Cuida de ti y de Lauren aunque jamás se hayan llevado bien — Río y me levantó sacudiendo la tierra que ensució los jeans que usaba.

— Bursa notará la ausencia del mejor cafetero que pudo haber tenido, gracias por haber compartido un pedazo de ti conmigo — Sonríe y voltea hacia el acantilado —. Puedes marcharte cuando quieras, no quiero voltear y ver cómo te vas sabiendo que jamás te volveré a ver, buen viaje Skylar

Cerrando mis ojos por un momento sintiendo el aire que me pegaba en el rostro sonrió ligeramente, estaba listo para lo que se venía. Mi teléfono no había dejado de sonar, probablemente sería Evan pero lo mejor será que se quede con el último recuerdo que tuvimos anoche.

Camino de vuelta para ir hacía el hospital donde me sometería a la eutanasia, hasta este punto sé que Dalton habrá salido de su cirugía y él creerá que estoy en la operación del trasplante. Mi mente estaba esparcida pensando en todos menos en mí, ahora no era necesario pensar en arrepentimientos, la vida en ocasiones te decepciona arrebatandote la oportunidad de vida que hubieras querido vivir, pero me siento bien conmigo mismo. En otra vida podré coincidir con Evan y por mucho más tiempo, de eso estoy plenamente seguro.

Quince minutos caminando aproximadamente y ya me encontraba frente a las puertas que no me dejarían mirar atrás, estamos preparados. La recepcionista me indica el consultorio donde estaba mi médico de rutina, quién decidió atenderme de inmediato cuando le informaron que estaba en el hospital.

Subiendo por el ascensor, lo único que logró responderle a Evan es un Te amo, no había más palabras que decir. Al entrar al consultorio el médico me mira asintiendo varias veces, ojalá todo hubiera sido distinto y que hubiera tomado como primera opción cuando me sugirió la idea del trasplante.

— Por primera vez no diré que me alegró de verte por aquí Taz pero es la única opción que quedaba. Iremos a la sala donde te someteras ante esto, sé que no es algo fácil pero todo saldrá bien, no dolerá ni mucho menos te hará tener secuelas como las que ya tenías con la miocardiopatía, te prepararás y tú me dirás el momento en que estés listo, ¿de acuerdo? — Se levanta de su asiento el doctor y yo simplemente le respondo asintiendo.

El doctor sale del consultorio dejándome a solas para que me cambiara de ropa desponjandome de mis pertenencias, aún tenía marcas en el cuerpo, marcas que desearía que jamás desaparecieran. Mirando hacía un punto fijo por algunos segundos tomo el valor y por fin salgo del consultorio donde ya se encontraban esperándome, caminábamos hacia las últimas puertas del pasillo que me llevarían al final de esta travesía.

Al entrar noto que no había nada de otro mundo, era como si estuvieras en una habitación de recuperación con la diferencia de que había como mucho tres enfermeras y mi médico de rutina, una camilla centrada en la habitación, algunos medicamentos líquidos sobre una mesa de instrumentos, es como si fuera a tomar reposo por alguna operación a la que me había sometido pero esto tomaría a lo mucho quince minutos, fue lo que me comentó una de las enfermeras días antes. El pago estaba completado, no había más razones por las que debía tardarme más tiempo.

Soltando un largo suspiró me acerco a la camilla, una de las enfermeras me inyecta algún tipo de anestesia haciendo que mi cuerpo se relaje por completo. Observó detenidamente como el médico agarrando una de las jeringas ya preparadas con los medicamentos se inclina un poco dirigiendose hacia mi vía intravenosa que fue donde él sugirió desde el inicio que se aplicaría. Inyectandome lentamente observó como había durado algunos minutos introduciendo la jeringa en una de mis venas hasta que por fin siento la manera en que se aleja, él decía algunas palabras que ya me eran difíciles de entender.

Cerrando mis ojos sin poder estar un segundo más mirando o intentando escuchar lo que decían me hundo en el vacío de mis pensamientos, entonces así se sentía morir de manera no dolorosa.

Como si estuviera aún en vida veo el reflejo de Evan mirándome con una gran sonrisa en los labios, extendiendo una de sus manos para que la agarrará, caminando hacía él siento una especie de relajación que al agarrarlo todo se desvanece y yo simplemente sentía como caía al vacío sin llegar al fin. Al intentar abrir mis ojos todo era inútil, mi final estaba escrito y no había manera de cambiarlo.

Hubiera sido una maravilla haber podido ver las reacciones de todos al leer las cartas que les dejé escritas pero me quedo conforme al saber que las recibirán, fue un honor haber estado vivo para presenciar todo lo que me ocurrió, no fui capaz de rehacer el toque amargo pero se que alguien más lo hará en mi lugar.

La vida está para vivir el presente, disfrutar las oportunidades que tengas y abrirte a las relaciones amorosas que se te crucen, nunca debe importarte el que dirán o el que pensarán, vida solo hay una, la única vida que me hubiera gustado compartir junto a Evan. Estaré conforme sabiendo que él será feliz con alguien más o simplemente teniendo la cafetería que tanto quería que tuviéramos juntos. El único alivio que tengo es saber que dormiré y no volveré a despertar con todas esas secuelas que estaban acabando conmigo, espero que Dalton pueda perdonarme y que Evan cumpla la única petición que logré hacerle por escrito.

¿Consejo?, recuerda que la vida no es una simple casualidad que debes pasar por desapercibida sino una aventura donde tú eres el único que puede cambiar el final de la propia historia que tú quieras escribir.

El café de Hannah | Taz Skylar Donde viven las historias. Descúbrelo ahora