#6- "Estás invadiendo propiedad privada"

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— Axel yo.... lo siento mucho, es que me dejé llevar y no sé, osea no sé que me pasó no fue mi intención bueno mayor para fué intencional pero tienes que entenderme, no estoy acostumbrada a que me falten al respeto porque después me emociono y termino sacando cosas que no debo decir y después pas......— paro de hablar cuando lo noto contener la risa.

No lo puedo creer.

Cuado trato de enmendar mis errores y pedir perdón se burlan en mis narices.

— Oye.. perdón, perdón es sólo que..— hace una pausa tomando aire haciéndose el que se arregla la chaqueta.— Es sólo que nunca en mi vida e visto a alguien capaz de decirle tres verdades en la cara a Gerard.

Con las manos en mis caderas lo miro mal.

—Con que éstas tenemos hee.— cruzo mis brazos para mirarlo con molestia. —¿No era Gerardo?.— él me sonríe un poco apenado y luego une mi brazo con el suyo. Pero yo sólo me mantengo callada para no perder los nervios.

— Eres genial Stella.— empezamos a caminar sin yo saber a dónde. Él sigue con su charla.— ¿Sabes por qué te contraté?.

—¿Por mí belleza irresistible y mi cuerpo de infarto?.

Di que sí por favor.

— Mmm... no.— ¿debería dolerme?.— Cuando empezó las postulaciones para el papel de la novela no te imaginas cuántas mujeres pasaron por mi oficina.

— Pero ningunas con mi encanto.— le doy un empujoncito de lado y el ríe.

— En éso tienes razón. Todas ellas venían muy seguras de si misma, se veían aburridas y muy creídas. Y éso no era lo que yo estaba buscando. Quería algo diferente, algo que pudiera dominar a Gerard, algo que le pusiera un poco de locura al personaje y...

— Espera.— me detuve y él también.—¿Escuché bien o estás tratando de decir que estoy loca?.

— No e dicho éso. Sólo estoy diciendo que eres perfecta para ésto. Tú fuiste lo contrario a todas ellas. Sólo llegaste a mi oficina y ni siquiera notaste mi presencia. Entraste con ganas de comerte a medio mundo y éso es lo que me gusta de tí. Atravesando barreras.— me señala una puerta color blanca, tenía una pequeña placa dorada con algo escrito.

— ¿Y ésto?.

Otro impacto no por favor.

— Tu nueva oficina. Si no te gusta puedes hacer remodelaciones y ésas cosas. Todos los gastos vienen hacia la empresa. Así que no tienes que preocuparte por nada. A horita hablaremos sobre tu salario y ésas cosas. Espero que disfrutes y sigas haciéndome reír con cada cosa que....

— Heeey alto ahí.— lo miré mal.- ¿Qué estás diciendo?. Yo no soy tu payaso Axel, mejor contrata a alguien que.....— en el momento en que abrí la puerta Axel dejó de existir para mí, mis cuerdas vocales decidieron abandonarme por un momento. Algo bueno debí haber hecho en la vida para merecer todo ésto, pero la verdad no recuerdo que.

Si mis cálculos son correctos creo que el tamaño de ésta oficina es el mismo que la sala de mí madre. Mis ojos se humedecieron. Lágrimas de felicidad salen de mi rostro porque no entiendo que he hecho para merecer esto. No entiendo cómo pasé de estar en una pequeña obra de Caperucita roja a una novela famosa que todos están esperando a su estreno. Si estoy soñando no quiero despertar, déjenme en éste coma profundo hasta mil años más.

—¿Estás bien Stella?.— se coloca ai lado.

¿Qué si estoy bien?.

— Tranquilo...- tomo aire para no arruinar mi maquillaje.— Sólo es una mota de polvo el ojo izquierdo.

Luces Cámara Y ACCIÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora