Capítulo Único

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  (El portugués escrito en este fic es del traductor de google, de antemano si deseas corregirme eres libre de hacerlo, muchas gracias)

  La mudanza había sido pesada y el tener que desempacar todas las cajas armadas con tanto esmero solo daba dolor de cabeza.

  Martín respiró profundamente, ya sentía el indicio de una migraña. Su pareja, con quien llevaba casado años, se ofreció a ir a comprar tanto medicinas para el dolor como comestibles para todos.

  Antes de salir le masajeó las sienes dedicándole besos en la frente y se alejó.

  Martín escuchó la puerta y el correteo de los niños así que dedujo que fueron con él.

  Arremangó las mangas de su camisa para ponerse manos a la obra justo cuando siente un jaloneo desde atrás.

  –Papi, ¿y estas fotos? ¿Quiénes son esos niños?

  Cuando se dio la vuelta vio a su hija sosteniendo un álbum de fotos bastante sucio, forrado en tela, roído y manchado.

  –Pensaba que fuiste con tu padre… –dijo por lo bajo, se agachó para estar a su altura y tomó el libro en sus manos, acariciando las flores bordadas que ya habían perdido su color. –Mira lo que encontraste, no sabía que esa foto seguía ahí…

  Pasando de las primeras páginas encontró la foto que mencionaba su hija.

  –Es un viejo amigo, muy buen amigo, puedo compartirte de él para matar el tiempo…

  –Es un viejo amigo, muy buen amigo, puedo compartirte de él para matar el tiempo…

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  “Esa foto es del momento en el que nos conocimos.

  Su nombre era Luciano, describía muy bien su personalidad si debo serte honesto.

  Cálido, brillante, como un sol de verano.

  Ese día estábamos en un parque de la ciudad, era verano justamente y todavía no iban a comenzar las clases, por lo que nos dio tiempo a jugar y conocernos mientras nuestros padres recuperaban el tiempo perdido; ellos se conocían de años, se consideraban hermanos.

  El padre de Luciano se llamaba João, aunque era muy complicado de pronunciar para mí por el idioma y mi edad, de todas formas me dijeron que podía llamarlo Tío.

  Lo hice una buena temporada.

  Años más tarde pasarían cosas que dificultarían ese tipo de cercanía.

  Obviamente a Luciano lo llamé primo, pero no por mucho tiempo, se volvió incomodo con los años y como éramos buenos amigos no era necesario ese título.

  Éramos los mejores amigos, nos llevábamos mejor que nuestros padres al menos.

  Era mi grano en el culo, la espinilla que me salía en la punta de la nariz durante la pubertad, a su vez éramos uña y mugre, nos encantaban los mismos deportes y buscábamos ser el mejor.

Memorias de una Amistad [BraArgWeek 2023]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora