Krampus

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KRAMPUS KAROL OF THE BELLS - DOUGLAS PIPES
"Niños tengan cuidado, por favor, sean cuidadosos. Todo lo que has hecho saldrá a la luz, ¿Has sido bueno?, ¿Te comportaste como deberías?, para aquellos que no, se sabe que Krampus vendrá buscándolos."
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Cansas, Townsville
•6 de Diciembre de 1999•

En medio de la espesa oscuridad, una flama de tímido contorneó nació.

Con su luz tan débil iluminaba en escasez, por no decir que su brillo no esclarecía absolutamente nada más allá de la punta de su nariz. Su rostro estaba tan enrojecido que podía asemejarse a un tomate en temporada, no obstante; esto parecía no ocasionarle molestias. La determinación en su rostro inmaduro era innegable, sus cejas estaban tan fruncidas que con el solo hecho de verlas podías jurar que era doloroso, más el niño se mantenía firma con la idea de mantener con vida las brasas que danzaban en sus palmas, atesorando estas como lo más preciado. No le interesaba la inestabilidad, ni la inexperiencia del son de la llama, solo mantenerla viva.

Jamás cruzó por su pequeña cabeza la idea de pasar su primera víspera de esa manera. No estaba en sus planes que su espera por navidad incluyera una persecución, y mucho menos si esta tenía como requisito permanecer con vida. Se ocultaron todo el día en cuanto hueco cupieran sus cabezas, robando el trabajo de las pestilentes ratas de alcantarilla, aguantando el aliento y quitándose el mérito a su sobrenombre de revoltosos.

En los televisores de los ventanales solían alardear de lo maravillosa que era la navidad, de los obsequios, la comida y el amor que predominaba tan animada festividad, más a ellos le importaba muy poco lo último, su interés estaba puesto totalmente en los regalos... y de paso, en la comida.

Más grande fue su sorpresa, cuando en su espera del hombre panzón, una cosa totalmente diferente irrumpió en su hogar. Estaban muy seguros con sus palabras, lo que había llegado, no era el mentado Santa Claus.

Sus primeras impresiones no fueron las de todo ser humano normal, o niño, mejor dicho. No hubo gritos despavoridos, no hubo miedo, no hubo extrañeza, nadie llamó a alaridos a su mamá... ya que ellos no eran simples críos, se podría decir que fue molestia lo que experimentaron, puesto que el escuálido frente a ellos no había dejado ni un solo jodido regalo bajo el pino recién hurtado.

No pensaron dos veces antes de irse sobre el demonio, con toda la intención de obtener los obsequios que seguramente cargaba en su canasto. La cabra de afilados cuernos, tampoco se quedó atrás, respondió a velocidad sobre humana ante su ataque.

Les fue difícil quitarle el canasto tejido de la espalda, pero al final, como todo lo que se solían proponer, lo consiguieron. Las sonrisas satisfechas se esfumaron al ver los cuerpos de los niños, perfectamente acomodados en el terciopelo de brillante tono carmín. 

El ente aprovechó la sorpresa para tomar a Butch del cuello, quien se puso alerta casi de inmediato, estirando los brazos con el fin de intercambiar los papeles y ser él quien le estrellara la cabeza contra el suelo, no obstante, esto quedo en eso, en una intención, porque nada cambio. La ira de la bestia era casi palpable, esos orbes brillaban en intensidad, y no se le vio dudar cuándo hizo un hueco en la pared con el cuerpo de Butch.

Boomer se paralizó ante tal escena; ningún villano había hecho eso antes con tanta facilidad... y luego estaba él, Brick... que sabía que era momento de huir y no de atacar a lo idiota o por lo menos no en esos instantes, tal vez cuando obtuvieran más información del demonio, pero hasta entonces no tenían mejor opción. Le costaba reconocerlo, incluso tuvo ganas de vomitar, pero si su intención era continuar con el pellejo sobre sus huesos, para los Rowdys huir debía volverse una opción.

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