Tómame

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N/a: Pequeña historia dedicada a la bellisima Xiaopingguo2123 

Con un ojo cerrado y pasos temblorosos, se aproxima y abre la ventana dejando entrar la tibia ventisca primaveral y los tenues rayos del sol que iluminan la habitación. Inhala y exhala, estirando los brazos por sobre su cabeza para terminar de despertar. Sonríe para sí mismo, y se dirige a la cocina, encendiendo el fogón para hervir algo de agua y preparar su café matutino.

Sus padres no se hallaban en casa, cosa que agradece. En realidad, ni siquiera se preguntaba donde podrían estar, no le importaban en lo más mínimo y deseaba tener la mayor distancia posible con ellos. Y no porque fuera malagradecido, sus padres le brindaban cobijo y comida, y él en verdad lo apreciaba; pero la pareja de adultos estaba involucrada en temas de magia negra, invocaciones y otras cosas, que, de ser descubiertas por el pueblo, terminarían en la hoguera, y Tweek en verdad valoraba su vida como para arriesgarse a que lo relacionaran con sus padres. Podría simplemente ser el pobrecillo hijo de la familia enloquecida.

El silbido del hervidor llama su atención, y apaga el fuego, buscando el café molido para ponerlo en un filtro y preparar su bebida. Y así lo hace, sentándose en el comedor, no sin antes haber tomado unas galletas que su madre preparó el día anterior para complementar la infusión.

Mientras desayuna, piensa en los deberes que ha de realizar en el día, y recuerda al joven pastor de la iglesia. Le había pedido ayudarlo con algunas actividades de la parroquia... Sus mejillas se colorean de un tierno rosáceo, su corazón se acelera tiernamente y suspira, sintiendo sus labios curvarse en una sonrisa.

La galleta que estaba remojando en el líquido terminó por desvanecerse, pero no le importa. Está de tan buen humor que no le importa. Seguido de más suspiros termina su almuerzo, y se dirige de nuevo a sus aposentos para vestirse y asearse debidamente para comenzar su día.

No demora mucho haciendo las labores del hogar. Limpia los suelos, lava la loza y ropa, terminando la piel de sus manos enrojecida y arrugada. Sale de la casa, acercándose a dos alambres que se encontraban colgando en el patio trasero, dónde ponían la ropa a secar. Mientras coloca las camisas de su padre, escucha una voz grave y nasal detrás suyo, y su corazón se acelera tanto por el miedo como por la emoción de volver a verle.

—Hola, Tweek —saludó el otro joven, y el rubio se gira para verlo a la cara. Siempre necesitaba voltear hacia arriba por la diferencia de alturas.

—Pastor Tucker —dijo el de ojos azules en forma de saludo—. ¿Qué hace aquí? —interrogó, mirando por las cercanías. Si sus padres lo vieran charlando con el sacerdote de la iglesia, lo más seguro es que lo castigarían por pensar que los delataría.

—Quería saber si contaremos con su presencia esta tarde —habla, tomando la mano del rubio, y Tweak siente que le falta el aliento, pero no puede permitirse ser visto con el otro chico, por lo que aparta su mano sutilmente.

—Sí, pastor, sabe que sí, pero recuerde que si mis padres me ven con usted no me dejarían volver a salir de casa, así que váyase —le ordena, y el pelinegro acata, despidiéndose con un gesto y caminando probablemente rumbo a la parroquia.

Después de que el pastor Tucker se despidiera, Tweek se quedó en el patio por un momento, mirando hacia la dirección por la que había desaparecido. Aunque estaba emocionado, la tensión en su pecho persistía. La idea de que alguien lo delatara con sus padres podría traer consecuencias no deseadas; recuerda cuando estuvo por meses encerrado dentro de casa por haber preguntado que eran los trazos dibujados con sangre que aparecieron en el sótano.

Decidió regresar al interior de la casa, donde continuó con sus quehaceres diarios. Limpió las habitaciones, organizó algunos papeles y se aseguró de que todo estuviera en su lugar. La tarde se aproximaba, y con ella, la prometida visita a la iglesia.

Tómame (Two-Shot)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora