Embrasse-moi.

Mis manos llenas de sangre, mi respiración agitada y mis ojos llenos de cansancio.

Mi vista era nublada, mi mano no dejaba de sangrar.

Solo quería estar con Mo GuanShan.

Mo GuanShan..

Aquel pelirrojo gruñón y tierno del que me había enamorado perdidamente, de esos ojos color miel, de ese característico ceño fruncido, de su leve puchero y de esas manos con su toque culinario, el cuál siempre me preparaba un estofado de res; mi favorito.

—Mo GuanShan..

Murmuré.

—He Tian.

Esa voz; tan familiar, tan cálida, tan adorada.

Me di la vuelta y ahí estaba el amor de mi vida, con los ojos rojos de tanto llorar, con su rostro mostrando preocupación, con esa mirada que nunca me ha dado; De Amor..

—No llores..

Supliqué, me acerqué a él a paso lento y seguro.

—Mo GuanShan, yo te-..

Un gran cálido abrazo recorrió mi cuerpo, el tacto me dieron ganas de llorar, finalmente podía sentir el amor que me daba Mo GuanShan.

El olor a tierra y sangre me hacía doler la cabeza, estaba cansado de no poder ser feliz con la persona que más quería en mi nefasta y peligrosa vida, solo quería estar con Mo GuanShan y ser feliz.

—No digas nada.

Este respondió, su voz estaba temblando y su agarre hacía mí era firme y seguro.

—Ven a casa conmigo.

Una sonrisa se posó en mi rostro, ya me sentía libre en los brazos de mi amado.

—Yo iré a donde tu vayas..

Respondí.

—Lo sé.

Aclaró Mo GuanShan.

',.((🍃)

Al llegar a la puerta de la casa de Mo GuanShan, su madre nos recibió preocupada por los golpes.

—Dios mío, chicos. ¿Están bien?

Interrogó con un tono de preocupación. Rápidamente Mo GuanShan tomó sus manos como señal de que no pasaba nada.

—Tranquila mamá, He Tian me ayudó, y ya no me meteré en problemas.

Le aclaró Mo GuanShan.

Su madre me vió e inclinó la cabeza levemente.

—Bueno, pasen porfavor, les daré algo de sopa.

Ambos pasamos, nos sentamos en la mesa, esperando nuestras sopas.

Mo GuanShan tocó mi hombro y me llevó a su cuarto.

Cerró la puerta y nos miramos.

Vi sus ojos brillar por el resplendor brillante de la luna, sus ojos color miel se veían como el mismo paraíso.