Capitulo 36
Cuando alguien tocó la puerta, Amberly imagino de quién se trataba. Cuando abrió, efectivamente era Daniel que la esperaba, sus manos ocultas en sus bolsillos.
Samuel no era el único que le había pedido una invitación.
El día anterior había visitado a los Parra, sin ninguna intención en especial más que para pasar el rato. Daniela decidió que reclamaría las clases de dibujo que siempre hizo prometer a Ly que les daría, y que la la rubia siempre había evitado.
—¡Ya no tienes escusas! Tenemos hojas y colores y tú tienes tiempo– le reclamó.
Tenía razón, ya no había forma de escapar. Pero era absurdo, ella no era maestra. No sabía ni como había aprendido a pintar, mucho menos podría explicarlo. Su lengua se enredaba y sus explicaciones eran torpes. Al cabo de media hora Daniela contempló su dibujo y bufó.
—¿Que es esto? Ni siquiera se que dibuje.
—Estamos dibujando flores– Le recordó Ly.
—Eso quedó mejor que el mío–Dijo observando el dibujo de su hermano– ¿Saben que? ¡Ya no puedo mas! Voy a ver si mamá necesita ayuda en la cocina.
La muchacha se levantó del suelo y abandono su dibujo en la mesita. Ella sabía que la constancia hacía al maestro, pero no estaba tan deseosa de aprender a dibujar como para sufrir por ello. Ly siguió concentrada en su dibujo. Daniel levantó la mirada y dió una rápida ojeada a la cocina, Daniela no volvería sino en varios minutos.
Y Daniel aprovecho la oportunidad.
—¿Eso es un versículo de la Biblia?– Pregunto, viendo el dibujo de Amberly.
Eran un par de Lirios impresionantes. Le pareció que si ese dibujo fuera de él, lo colgaría en su pared. En una esquina se leía “Ni Salomón con todo el esplendor de su gloria se vistió como una de ellos".
—Hmm, sí– Afirmó– ¿Cómo lo sabes?
—Recuerda que mi abuela era cristiana.
—Ah, sí.
—Recuerdo... Recuerdo las veces que nos quedabamos con ella en su casa, éramos muy pequeños. Y recuerdo que ella nos leía la Biblia.
—¿Y la entendías? A veces la entiendo, pero casi siempre no tengo ni idea –Dijo con humor– Pero el abuelo de Gustavo me dijo que es normal, y que no deje de leerla por eso. Hay una parábola que Jesús dijo sobre un sembrador y unas semillas que caen en diferentes lugares.
—Creo... creo que la recuerdo.
—Y bueno, nadie que la escucho la entendió –Esbozo una pequeña sonrisa– Ni lo discípulos de Jesús. Pero ellos se acercaron y le preguntaron, y en eso está la diferencia. Jesús les explico que significaba.
—Mi abuela decía que cada pregunta que tenemos sobre Dios es una oportunidad para aprender más de Él –Compartió el chico– Ella se fue pronto... Daniela era muy preguntona de niña, creo que por eso dijo eso.
—Sí, yo también soy muy preguntona –admitio.
—¿Y ahora vas a la iglesia los domingos?
Ella le explicó lo mismo que le había dicho a Samuel hacia un par de días y sintió como un dejavu cuando la misma pregunta inesperada fue hecha;
—¿Puedo acompañarte mañana?
—¿Quieres ir al grupo de jóvenes?
—Sí –Entonces miro a la cocina de soslayo– La verdad es que... No sé, siempre he querido volver.
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Gracia
Teen FictionSegún ella, la vida no le estaba dando más opción que ser lo que era. Una desencantada adolescente, malhumorada y sin sueños ni ánimos para el futuro. Cuando conoce al chico nuevo, que parece ser aficionado a su banda favorita -esa que marcó su inf...