-CARLOS-
Mi nombre es Carlos Méndez Martín. Tengo 21 años y vivo en Vermont, en Estados Unidos, con mis padres, Paula y Rodolfo, ambos españoles, quienes inmigraron aquí cuando Europa fue convertida en una zona de guerra por la tercera guerra mundial. Ah, sí, hubo una tercera, debido a que Rusia manipuló sus armas nucleares y las convirtió en administradores extraños de poderes, los cuales distribuyó y vendió por todo el mundo. Solo el 1% que recibió la dosis sobrevivió.
Ahora, las personas con superpoderes están normalizadas, y existe un superhéroe que protege Estados Unidos. Él se hace llamar protector, pero todos sabemos que es un dictador. Se llama Kyle Lawrence, alias Krakatoa, y sus poderes son controlar el fuego y el magma, pudiendo incluso provocar erupciones volcánicas, de ahí el nombre.
-SUSAN-
Soy Susan Duncan. Tengo 27 años y vivo en Vermont, Estados Unidos, con mis padres, Margaret y Jonathan, ambos nacidos aquí. Trabajo en una gran empresa llamada Alfam, la cual se encarga de crear las dosis para crear superhéroes. Hace dos días hubo un robo en los almacenes y desaparecieron más de cien dosis. Fueron lanzadas a lo largo de la ciudad, afectando a gente inocente.
Esta mañana me interrogaron, ya que a mi me tocaba turno de noche. Les dije la verdad. Estaba en mi descanso cuando oí un ruido. Saqué una linterna y avisé al guardia, Ned, para que me acompañara. No vimos nada, y ambos volvimos a nuestros puestos de trabajo. Sin embargo, al día siguiente, había desaparecido todo el cargamento. Ned fue despedido, y a mi me permitieron quedarme debido al trabajo que hago en el laboratorio con las dosis.
-JAMES-
Mi nombre es James Pearson. Tengo 36 años y vivo en Vermont, Estados Unidos, con mi novia, Lorena. Trabajo en una compañía telefónica, y odio mi vida. Odio a mi jefe y odio a mi novia, ya que los vi a ambos en la cama el año pasado en la cena de Navidad. Fingí que no me importaba, y bajé la cabeza, aunque desearía haberlos matado a ambos. También odio a mi limpiadora, ya que me deja siempre polvo en los cuadros cuando viene a limpiar. Sin embargo, me da vergüenza decírselo y le pago siempre lo mismo. Sin embargo, eso cambió hoy.
Volvía de una jornada de ocho horas en la oficina cuando un gas recorrió la calle. En el momento en el que tocó mi piel, sentí como yo mismo cambiaba. Me sentía más fuerte, más rápido, casi como si pudiera volar. Volví a la casa, donde me esperaba mi novia, durmiendo la siesta, y me volvió la ira de recordar las navidades pasadas. Levanté la mano involuntariamente y lancé una gran llamarada, que quemó viva a Lorena. Mientras ella agonizaba, le dije: Se lo de Mark (Mi jefe).
Salí por la ventana.. ¡Podía volar! controlando el aire a mi alrededor, me dirigí hacia mi limpiadora, quien estaba a punto de tomar el autobús, y le rompí la cabeza con unas baldosas levantadas de la calle. Me quedaba hacer lo último. Volví a la oficina, donde mi jefe ya estaba recogiendo, y le lancé una impresora a la cabeza, arrancándosela de cuajo. Mientras salía de la oficina, pensaba en todo lo que podía hacer con estos poderes nuevos.
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UN MUNDO SIN HÉROES
Teen FictionCarlos vive en un mundo en el que hay superhéroes que simbolizan su país, pero... ¿hace falta tener poderes para ser un superhéroe?