n. el final de una década
Evelyn perdió la cuenta de cuántas veces su hermana la había decepcionado. Pero recordaba la primera vez, cuando se fue del orfanato sin decirle ni llevarla, la había abandonado.
Claro que luego estuvo cuando la adoptaron y se olvidó de ella, cuando no llegó a su graduación. Y, claro, como olvidar cuando se acostó con su novio, mismo novio que luego la entregó a la policía.
Emma tenía una manera muy peculiar de demostrar amor a su hermana. Pero Evelyn no tenía el coraje de separarse de ella. Era la única familia que tenía, tal vez por eso Emma daba por sentado que ella siempre estaría ahí.
Incluso cuando daba a luz. Evelyn sostenía su mano fuertemente mientras la alentaba a seguir pujando. Para cuando el niño salió, Emma no quiso saber nada.
— Piénsalo, Emma, por favor— le había pedido su hermana con angustia—. Tiene tus ojos.
— No, Evelyn, no puedo— fue lo único que dijo.
La nombrada negó al médico, provocando que se llevarán al niño lejos.
Luego de eso, volvió a prisión para terminar escapando dos meses después sin contactar a su hermana. Lo cual, a Evelyn no le sorprendía en lo absoluto. Su sorpresa llegó cuando, tras graduarse de la universidad, Emma la contactó para festejar su cumpleaños número veintiocho.
Fue su error ir.
La llegada de Henry al departamento de su hermana sorprendió a todos (con eso se refiere a su hermana y ella), especialmente por la declaración de ser hijo de Emma.
El camino a Storybrooke fue molesto, especialmente porque Evelyn se vio arrastrada por su hermana. Y Henry no se calló en todo el viaje.
— No son cuentos de hadas— había aclarado Henry ante las burlas de Emma—. Son verdaderos. Cada cuento en este libro es una historia verídica.
Ambas hermanas se miraron brevemente.
— Claro que lo son— murmuró la menor acostándose en los asientos.
— Lo saben mejor que cualquiera porque están en el libro.
— Niño, tienes tantos problemas como tu madre— aclaró Evelyn con burla.
Cuando al fin llegaron a la casa de Henry, Evelyn no quiso involucrarse con su madre adoptiva. Regina, como se presentó, era una mujer que irradiaba confianza. Vestía de manera elegante y su porte era completamente superior al de su hermana. Además, claro, de la mirada de loca que tenía. Pero era genial.
— ¿Ya lo abandonas otra vez?— le preguntó cuando salió de la casa al auto.
— Solo salgamos de este pueblo.
Y, como siempre le pasaba a ellas, no pudieron cumplir lo que se proponían. Ni en ese entonces, ni dos días después cuando Emma decidió quedarse, pidiéndole a Evelyn que también lo hicieran.
— ¿Vas a quedarte por él?— preguntó Evelyn mientras sus tacones sonaban en el piso de madera de la única posada que había en ese pueblo.
— No lo sé, tal vez— murmura su hermana acercándose al mostrador.
Ambas observaron a la abuela y nieta discutir como perros rabiosos.
— Disculpe— llamó Evelyn con una sonrisa—. Buscamos habitación, separada.
— ¿En serio?— preguntó sorprendida la mayor. Evie asintió con una sonrisa falsa—. ¿La quieren con vista a la plaza o el bosque? Por lo general, la de la plaza es más cara, pero como debo pagar la renta, no te la cobraré.
— La de la plaza está bien— murmuró pasando su dedo por el polvo.
— ¿Cómo se llaman?
— Swan. Evelyn Swan.
— Emma Swan— hablaron a la vez.
— Emma— ambas giraron hacia la voz, encontrándose a un hombre que no parecía tener más de cincuenta años—. Qué hermoso nombre.
— Y muy lejos de tu alcance— aclara Evelyn, empujando a Emma hacia el mostrador. Le sonrió falsamente, saludando con la mano—. Adiós.
— Está todo acá — la anciana le alcanzó un fajo de billetes al hombre, quién seguía mirando divertido a Evelyn.
— Claro que sí, gracias, querida— pasó entre ambas hermanas, agarrando el fajo—. Disfruta tu estancia, Evelyn— murmuró en su dirección.
Cuando salió de la estancia, Evelyn hizo una mueca de desagrado.
— ¿Quién demonios es él?— preguntó con intención de no volver a cruzarlo en su vida.
— El señor Gold, es el dueño— aclara la nieta.
— ¿De la hostería?
— De todo el pueblo— la abuela sacudió su cabeza—. ¿Cuánto tiempo se van a quedar?
— Una semana— se apresura Emma a contestar—. Sólo una semana.
Evelyn siguió mirando la puerta por donde el señor Gold se había ido, con la sensación de que lo volvería a cruzar. Y lo golpearía si hacia algo.
— Bien— agarró dos llaves y se las entregó—. Bienvenidas a Storybrooke.
el comienzo.
AAAAHHH, que emoción
bueno, voten y apoyen así puedo seguir con este fic
los quiero <3
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long live,, 𝚘𝚗𝚌𝚎 𝚞𝚙𝚘𝚗 𝚊 𝚝𝚒𝚖𝚎
Фанфик❪ long live! ❫... ¡! 🔮... #ouat fanfiction ❛all stories are true... to a certain extent❛ ❪✨❫ ━━━ ¿qué sucede cuando la fantasía se vuelve realidad? Evelyn se embarcará en un sinfín...