Capítulo 14: Culpa

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En todas estas décadas no había tenido un sueño tan placentero que incluso pensaría que había sido imaginación mía, pero al abrir los ojos y estirarme sentí un dolor punzante en la mayor parte de mi cuerpo arrancándome un pequeño jadeo, no hacía falta cuestionarme el por qué. Tomé aire mientras hacia el intento por sentarme en la cama lo cual fue una mala decisión pues sentí un dolor más intenso en mis caderas y espalda baja, mi cuerpo estaba hecho un desastre, pero a pesar de todo parecía que él me había atendido, ya que parecía más limpio de lo que había terminado la noche anterior y llevaba una delgada bata de ceda color carmesí.

"Así que todo había sido real" mi rostro se ruborizó de solo pensar lo que había pasado, voltee a lados esperando ver rastro de Lucifer pero no estaba, en cambio, estaba su lugar vacío y esa pequeña pluma negra junto a mi almohada, la tomé con curiosidad para examinarla mientras acomodaba mi lente y sonreí al sentir la suavidad de esta, era bastante suave y de un color negro intenso demasiado hermoso, dejándome la duda de quién sería su dueño.

Esperando acostumbrarme un poco a ese dolor punzante en mis caderas, pasee la mirada por la habitación que no había tenido tiempo de contemplar, notando los rayos de luz colándose por el ventanal que estaba aún lado de la cama. Simplemente era elegante, y eso no era todo, recordaba las palabras que me había dicho Lucifer mientras el rubor se volvía a asomar por mis mejillas, nos habíamos convertido en amantes o algo parecido.

- E-Esto es una estúpida broma... -me maldije en mis adentros cuando en un intento por ponerme de pie teniendo que usar mi báculo para tener soporte.

Llegué como pude al baño donde tampoco había rastro de Lucifer más que de una elegante bañera preparada con todo y pétalos blancos, seguramente pertenecientes a aquellas rosas que adornaban todo el lugar. El agua desprendía un poco de vapor de aromas suaves y exquisitos que inundaban la habitación que seguramente había sido preparado por Lucifer; quien lo hubiera imaginado, incluso había dejado su elegante sombrero en el perchero de la habitación del baño y el rastro de que había tomado una ducha rápida.

Con esfuerzo entré a la bañera para una ducha lo suficientemente breve para no demorar horas, pero disfrutando el momento, dedicándome a limpiarme a fondo y sanar mis heridas las cuales no estaban curándose tan rápido como acostumbraban, eso era debido a la cantidad de sangre que mi compañero había drenado de mi cuerpo la noche anterior. Ambos habíamos intercambiado nuestra sangre, lo que desbocó una sensación única de adrenalina y deseo en mi pecho, sentía que mi alma había sido atrapada por el mismísimo diablo.

Una hora más y ya con mi elegante traje trataba de caminar a paso lento paseándome por la pequeña mansión de un solo piso localizando por uno de los ventanales una figura conocida que me hizo sentir pequeños latidos en el pecho. No pude evitar caminar hacia él quien estaba de espalda en el jardín, hincado entre las rosas. ¿Cómo podía dirigirme y empezar una conversación normal después de que hubiera visto mi postura rota que reflejaba solamente delirios de deseo?

- Mi querido Al, ¿estás bien? -al parecer no fue necesario esperar un silencio incomodo, me detuve detrás de él y sonreí por lo bajo

- Por supuesto, esto no es nada... no hay por qué mencionar el tem...

- Sé que eres fuerte en muchos aspectos, eso te hace aún más encantador... -entonces su voz carismática soltó un pesado suspiro. - Eres el primero y el único demonio que me ha interesado, desde que llegaste llamaste mi atención... No, tal vez desde antes....

Di un paso más hacia al frente viendo su delgada y pequeña silueta descansar sobre sus rodillas en el campo de rosas. - ¿A qué te refieres, Lucifer? ¿Lo dices por mi vida pasada? Mmm~ -la dicha de la atmósfera empezaba a sentirla un poco pesada, pero nada que no fuera un simple remordimiento, debía darle tiempo al parecer. - Sé que no debo saberlo y comprendo que estas....

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