Hongos y champiñones.

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Dos días antes

No salí muchas veces de mi aldea luego de llegar a ella, mi madre solía decirme que antes vivíamos en otra aldea que esta muy muy lejos, pero nunca me dijo el nombre. No me importa tampoco.

Las veces que visite otra aldea las puedo contar con la palma de mi mano, por eso es que me sorprende tanto las diferencias que hay en cada lugar.

-¿Está bueno verdad? -me pregunta el hombre sentado frente a mi.

-Sí -le digo, mientras muerdo el pedazo de hongo blanco que me ha regalado-. Se lo agradezco mucho.

-No te preocupes, se ve que lo necesitabas.

Siento mis mejillas enrojecer, realmente debía verme lamentable jaja.

-¿A dónde te diriges? -pregunta, mientras agarra una bolsa y mete más hongos blancos y algunos champiñones ya cocidos.

-A ningún lugar en especial -le miento.

-Entonces eres viajera.

-Sí, algo así...

-Bueno, solo no vayas por ese lado -dice, señalando de dónde vine-. Una aldea acaba de ser masacrada hace unos días, no creo que sea un paisaje muy bonito de ver.

Lo sabía, era mi aldea. Y había sido masacrada por mi culpa.

-Gracias por decírmelo -le dije.

Estar alejada de mis padres y la culpa me carcomía, pero una vocecita dentro de mi cabeza se preguntaba.... ¿realmente sientes lastima por las personas qué te trataban mal? Se lo merecían.

No, no se lo merecían, respondo en silencio a la voz de mi cabeza.

-Espero que te vaya bien -dice, alzando la bolsa de hongos que había llenado antes-. Espero que te sirvan.

-Es muy amable, se lo agradeceré siempre -le digo con honestidad.

Las personas no suelen ser amables conmigo.

Me despido con la mano nuevamente cuando salgo de esa aldea y trato de recordar bien sus rasgos.

Ojos grises, cabello café y una herida en su mejilla.

Sigo caminando, mis pies comienzan a doler, he caminado y caminado sin parar.

Cuando escucho el ruido de un río, me acerco con rapidez para poder tomar un poco, agarro un champiñón de la bolsa y lo mastico rápidamente para continuar con mi camino.

El bosque es enorme, pero los árboles forman un camino pues estos tienen pintura roja en ellos. He de suponer que lo han hecho las personas para no perderse y encontrar rápidamente las aldeas que siguen.

¿Cuántas más debo pasar para llegar a dónde debo?

Debo continuar, debo hacerlo por mis padres.

Continuo caminando, pero escucho pasos y rápidamente me escondo entre unos arbustos.

El pánico empezar a inundar todo mi cuerpo, mi corazón late rápidamente y de mi garganta sale un horrible grito cuando miro a los árboles que están enfrente mío caer hacia atrás.

Intento tranquilizarme dado a qué lo que sale corriendo detrás de los árboles es un hermoso venado y no una persona con espada.

¿El venado era el que hacía el ruido? Claramente si, si hubiera sido una persona, ya estaría corriendo. Me levanto de los arbustos con cuidado mientras el venado se acerca a mi no estoy segura de que quiere, pero baja su cabeza así que asumo que quiere que lo acaricié.

La Hija De La BestiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora