Capítulo 55.

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A la mañana siguiente me levanto descansada como nunca. Necesitaba dormir, estos días han sido muy duros para mí. Las discusiones con mi madre y todo lo que ha pasado con Caleb ha sido agotador.

Todavía no logro entender en qué momento decidí volver a Barcelona, en qué momento Caleb me convenció de irme de Londres y como se le pasó a mi madre por la cabeza ponerme la mano encima. Mi madre jamás me había pegado, hasta que lo hizo, ese momento se me quedará guardado en la memoria toda la vida y no puedo evitar estar enfadada con ella. Quizás fui demasiado dura con mis palabras pero era lo que sentía en ese momento y estoy cansada de callarme las cosas con todo el mundo, cuando el resto no para de decirme a mí lo que se les antoja.

Respecto a Caleb, mi cabeza está llena de dudas, a veces le amo demasiado y otras el odio que siento hacia él es demasiado grande, quizás más del amor que siento. Pero sea como sea siempre consigue de mí lo que quiere, de una forma u otra, siempre acabo volviendo a él y eso me hace odiarle más. Nunca nadie antes había tenido ese poder sobre mi, el poder de tenerme controlada sentimentalmente. Me siento frágil cuando se trata de Caleb.

Odio que cada parte de mí le ame, no se lo merece, no se merece que alguien como yo esté dispuesta a quererle hasta cuando no lo merece.

Me levanto de la cama y salgo de la habitación. Caleb está sentado en su silla tomando café. Leti supongo que estará en el colegio porque no está en casa por lo que puedo ver.

-Buenos días. ¿Has descansado?-me pregunta sin dejar de mirarme.

-Lo necesitaba, bastante-digo seria.

-Estás muy guapa cuando te levantas-dice mirándome.

Pongo los ojos en blanco y le ignoro. Camino a la cocina. Necesito un café y no aguantar a Caleb desde tan pronto.

Me preparo mi café mientras disfruto de mi lista de música, con la puerta cerrada y sin la presencia de Caleb en la cocina. Creo que ha entendido que necesitaba estar sola. Mi madre me ha llamado un par de veces pero no ha tenido respuesta por mi parte.

Lavo la taza de café una vez terminado y salgo de la cocina para ir al baño a lavarme la cara y los dientes. Caleb sigue sentando en el sofá, con su teléfono en la mano y no me mira cuando paso, como si estuviera ignorándome.

Me miro en el espejo del baño y me lavo la cara para después secarme  con una toalla. Me peino el pelo y lo recojo en una coleta. Me lavo los dientes y estoy lista para empezar el día.

Salgo del baño y voy a la habitación para recoger y hacer la cama. Todavía no he recogido nada de lo que traje de Londres y cuanto antes lo haga, menos cosas tengo que hacer después.

La puerta de la habitación se abre y veo a Caleb apoyado en el marco de la puerta.

-¿Necesitas que te ayude?-me pregunta.

-Puedo sola, gracias-respondo yo.

-¿Te va a durar mucho el enfado sin motivo que tienes?-pregunta.

-¿Enfado sin motivo?-pregunto alterada.

-A ver, conmigo no deberías de estar enfadada.

-¡Caleb claro que estoy enfadada! Contigo, con mi madre, con mi padre por haber muerto, con mi primo y hasta conmigo misma. Estoy enfadada con absolutamente todo y todos. Y contigo especialmente por todo lo que me haces sufrir, que no es poco.

-Mi intención no es hacerte sufrir ya lo sabes.

-Pues lo haces y todo el tiempo, así que no vuelvas a preguntarme si estoy enfadada contigo, ya sabes la respuesta y no va a cambiar. Te agradezco que me dejes quedarme en tu casa y que te preocupases por mí cuando estaba en Londres, pero eso no cambia nada, no puedes arreglar con un acto, lo que tú mismo has roto con otros miles. El perdón no vale, la mejor disculpa es un cambio de actitud y tú hasta día de hoy, no lo has tenido.

-Vale, no te molestaré más, pero no quiero que luego vuelvas a mí deseándome como siempre-me advierte.

-Perfecto, ahora déjame sola, gracias.

Un golpe de suerte Donde viven las historias. Descúbrelo ahora