Epílogo

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Hermione se miró en el espejo y sonrió. Su vestido era hermoso, blanco con algunos bordados negros en la parte superior y en el ruedo de la falda.

Un broche de zafiro sujetaba su cabello de forma hermosa y Narcissa la ayudó a ponerse un collar de perlas que según le contó, ella usó en su propia boda décadas atrás.

–Tradición familiar –dijo. Eso quería decir que Daphne también lo usó. A Hermione no le molestó saberlo. Lo acarició con cariño sabiendo que cuando algún día Scorpius se casara, su prometida lo usaría, y si alguno de sus futuros hijos se casaba, tendría el mismo derecho de que la novia (fuera su hija o su futura nuera) lo usaran también.

–Algunas tradiciones familiares valen la pena de ser conservadas –dijo Hermione con una sonrisa hacia su futura suegra, esta asintió sonriente.

Su madre le había prestado a Hermione una pulsera con un diamante en forma de estrella que usó en su propia boda, y ella la miró en su muñeca derecha sonriendo. Ahora tenía algo nuevo, algo de su madre que era prestado, algo de su suegra que era viejo y algo azul. Su atuendo estaba completo.

Hermione salió de la habitación y se encaminó al pasillo donde su padre la esperaba para llevarla del brazo. Narcissa se adelantó a todos para ir a acompañar a Draco al sitio donde el Celebrante del Vínculo Mágico los casaría.

Scorpius era el Padrino de la Boda a pesar de sus seis años. Hermione lo había besado en la mejilla antes de que caminara hacia el altar. El niño la quería inmensamente y estaba feliz con su boda.

Parvati era la Dama de Honor. Vestía un hermoso sari color rosa pálido con dorado y se veía fabulosa. Cargaba muchas prendas de oro, algunas prestadas por sus padres, otras que eran propiedad de la Señora Malfoy y otras eran regalo de Hermione y Draco. La joven bruja había sido en los dos años de su relación una buena amiga para ambos y Draco le tenía mucho cariño. Su salud había mejorado bastante y su crecimiento en el Dragón Blanco había sido exponencial. Hermione se sentía orgullosa de ella. Parvati había dejado atrás la joven e insegura bruja y se había vuelto una buena gerente de eventos.

La boda sería intima y con pocos invitados, pero eso no quería decir que no iba a ser elegante y que sus mejores amigos no estarían presentes.

La comida sería la mejor, la decoración impecable, hermosa y de buen gusto, con orquesta, cena, pastel de cinco pisos y mucho champán.

Harry estaría presente con Ginny quien lucía inmensa porque esperaba a su tercer retoño, Molly iría con Arthur aunque Hermione no creía que se quedaran mucho rato pues ella aún se sentía resentida con Lucius por sus pasados desprecios a Arthur, y todos los Weasley estaban invitados, incluso Ron con Sally quien estaba esperando su segundo hijo, aunque Hermione no creía que fueran a asistir porque Ron nunca había entendido del todo que se hiciera amiga y luego novia de Draco. A Hermione le tenia sin cuidado.

Incluso Anthony Goldstein estaba invitado, y este, Hermione sabía, si asistiría porque a pesar de todo, no habían quedado como enemigos, aunque ella estaba consciente de que conociéndolo, seguro él la consideraba una hipócrita por enamorarse del enemigo del que tanto despotricó en tiempos atrás. Sin embargo, era bueno para su imagen que lo vieran allí, sobre todo del brazo de su nueva novia, Morag MacDouglas quien parecía feliz de ir del brazo de Anthony, como si se hubiera sacado el premio mayor de la lotería de los duendes irlandeses. Esto le causó mucha gracia a Hermione pero no le mencionó nada a Draco. De igual forma sabía que él opinaba igual que ella. Que la vida era muy irónica a veces.

Por supuesto, Theo y Astoria tendrían un puesto especial entre los invitados, al igual que Susan y Terry, Lucille, Luna con Neville, Dean quien salía con Parvati desde hacía unos meses, George con Angelina que estaban saliendo desde hacía pocos meses y Seamus quien se había casado con Katie Bell para la sorpresa de todos.

Una Lechuza en mi VentanaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora