Al amparo de la lúgubre oscuridad del bosque Brānn, cabalgaba el caballero de cabello blanco en su corcel negro, y en la grupa, se encontraba Renoir, atado de pies y manos.
—¡Oye bájame de aquí! ¡Ahora! —exclamó Renoir furioso.
La ígnea criatura les perseguía a gran velocidad por todo el camino, alumbrando de color escarlata el oscuro bosque. Rugía con tal fuerza, que las lúgubres entrañas del bosque se revolvían, y los seres vivos que habitaban en su interior huían temerosos del fuego que emanaban de sus llameantes rugidos.
—Cálmate —se dirigió el caballero a Renoir—, le despistaré, es torpe, puedo notarlo en sus movimientos—le aclaró con voz calmada—. Aunque, he de reconocer, que nunca me había topado con un ser ancestral tan persistente, y de estas magnitudes.
El caballero giró ligeramente la cabeza hacia la izquierda, dirigiéndose al joven de reojo.
—Dime, chico, ¿sabes por qué te busca este ser? —le preguntó— Está claro que viene a por ti.
—Q-que viene... a por mi —titubeó confuso, mientras contemplaba a la gran criatura calcinar árboles a su paso—. Yo no sé; ¡Yo no he hecho nada, quiero volver con mis padres! —respondió Renoir con voz abatida y disimuladamente grave, se le notaba el mareo y el malestar en su habla.
—Bien —respondió el caballero mientras retomaba lentamente la posición de su cabeza—. Ahora, aguanta.
El caballero galopó a una gran velocidad serpenteante hasta que el caballo comenzó a relinchar furiosamente.
—¡Emnent...Lúmenor!
El sable del caballero comenzó a brillar intensamente cuando saltó del caballo a gran velocidad.
Renoir se giró a contemplarle caer al suelo después de ese salto controlado. Mientras el caballo seguía galopando, pudo ver como el ágil caballero aguardaba la llegada del ente llameante, medio arrodillado y agarrando el luminoso sable envainado que portaba, y a medida que el ser se le acercaba, un potente aura luminosa le rodeaba, cada vez con más intensidad, estallando en un tajo luminoso horizontal de unos diez metros de largo, que arrojó hacia la bestia, partiéndola en dos y talando los varios árboles que los rodeaban.—¿Pero... qué? —susurró Renoir.
Renoir se quedó boquiabierto y atónito ante tal despliegue de poder, y el misterioso caballero se incorporó dándose la vuelta mientras que la ojiplática mirada de Renoir la perdía de vista por la elevación del terreno al bajar una rampa.
—D-dominantes... —susurró el muchacho mientras se desmallaba por los incómodos e incesantes trotes del caballo.
—Oye, muchacho, oye.—resonó en el interior de Renoir una voz masculina mientras se tornaba femeninamente aguda— No estás solo, mi Reno, no lo olvides.
—Mamá...
—¡Oye!—gritó el caballero misterioso.
Renoir se despertó apresuradamente asustado.
—Madre... —susurró el muchacho, mientras intentaba levantarse y darse la vuelta.
—Oye, ¿A dónde te crees que vas? —le cuestionó el caballero.
Renoir, que apenas se sostenía en pie, frunció el ceño y le lanzó una mirada rabiosa.
—Puto dominante... que es lo que quieres de mi, asesinaste a mi familia, arrasaste mi pueblo — le calumnió Renoir con voz irascible—, debería matarte —inmediatamente después de decir esto recordó el gran poder que ostentaba el caballero, acobardándose enseguida—. Me vuelvo a mi hogar, mis padres podrían seguir vivos, porque no entiendo que esta ocurriendo.
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A.R.C.A.N.U.M
Fantasy"¿Cuál es el motivo de la violencia? ¿Qué es lo que nos impulsa a matar, a sufrir? La ira, la traición, la sangre, los linajes, el poder. Sin embargo, también hay motivos inocentes: los sueños, la vocación, la lealtad, la protección, el amor". Sumé...