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Cuatro chicos se encontraban en un bar compartiendo cervezas mientras jugaban billar.

—¡eso guapo!—exclamó Thomas cuando su chico metió una bola.

Josh sonrió yendo hacia él dándole un corto beso.

Dante los miraba receloso del otro lado con un cigarro en la mano y un taco de billar en la otra.

—hey, ¿que te pasa?—preguntó Thomas mirando a Dante, este solo espabiló negando con la cabeza.

—su chico ha estado raro últimamente.—respondió Josh, Dante rodó los ojos.

—no es mi chico.

—y ese, es el problema.—dijo Harper dejando su cigarro en el cenicero tomando el taco con firmeza.

—¿quieres callarte?

—¿que chico? ¿El rubio de la fiesta?

—ese mismo.—respondió Josh a su lado.

—¿te gusta?—preguntó burlón.

—¿tienes algún problema?—Dante se puso a la defensiva.

—no, ninguno, solo digo que...—se encogió de hombros.—¿no es un poco... de la alta para ti?

—Thom...—pronunció Harper con advertencia.

—¿qué? Solo digo...

—pues deja de decir estupideces.

—basta, ya no importa, al parecer Prince ya tiene a alguien.

—¿qué?

Josh y Harper lo miraron con el ceño fruncido.

—no lo sé, ni siquiera estoy seguro, pero ese chico... Jacob, algo me dice que tienen algo.

—mierda...

—ya olvídenlo... de todas maneras no hubiera funcionado.—dijo apagando el cigarro a punto de terminar.

Minutos más tarde, una menuda figura entró al bar.

—Dante.—lo llamó Harper señalando la puerta del bar con la cabeza.

El corazón de Dante se detuvo.

—pensé que no vendría...

—hola chicos.—sonrió el rubio llegando a su lado.

—Principito, pensamos que no vendrías.—dijo Harper.

—no iba a hacerlo, pero necesitaba distraerme.

—¿está todo bien?

—¡si! Todo bien.—sonrió.

Y Dante estaba seguro, de que esa sonrisa era la sonrisa más falsa que le había visto poner, y es que lo conocía más de lo que quisiera, y absolutamente nada estaba bien.

Salió de su propia mente cuando Prince se acercó con una sonrisa inquieta a él, los demás solo podían ver con atención cada movimiento de ambos.

—hola.—murmuró tan tiernamente que Dante se quiso morir.

—hola.

—oye, gracias otra vez por llevarme.

—te dije que no hay problema, ¿no?

Prince sonrió y agachó la cabeza.

—¿tienes un segundo?—levantó la cabeza clavando sus ojos en los suyos.

Dante dio una rápida mirada a los demás, lo miró de nuevo y señaló la salida con la cabeza.

Prince se dió la vuelta yendo hacia afuera, Dante se rascó la cabeza dejando el taco en la mesa, miró a sus amigos y rodó los ojos cuando vió que no perdían ni uno de sus movimientos, bufó y fue detrás del rubio.

El Príncipe | Gay |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora