¡Pronto!

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Las cosas estaban patas arriba, papeles por aquí y por allá, flores, centros de mesa, arreglos florales, cosas de cristal de un lado a otro ¿De dónde sacaban tantas cosas si los invitados eran menos de 100?

Clark corría de un lado a otro, se le veía agotada pero feliz. En sus ojos se podía notar el cansancio, pero su sonrisa era permanente, permanecía en ella, tan brillante y hermosa como siempre.

El día era perfecto, cálido, fresco, con algunas nubes que adornaban el cielo como algodón, contrastaba demasiado con el tono azul del cielo. Perfecto y esperaba que permaneciera así hasta el día de mañana. La boda era al aire libre y no queríamos que todo aquello que estaba decorado se dañara. La boda sería por el civil y en una semana sería la eclesiástica.

Había pasado un mes, como lo habíamos prometido. Clark y yo conseguimos un pequeño apartamento en dónde nos mudamos, cerca de mis padres. Clark consiguió un trabajo de medio tiempo en aquella cafetería en la que nos conocimos, mientras terminaba su carrera a la cual solo le faltaban 4 meses para terminar. Y yo había empezado a trabajar en una academia de música. Y mañana, por fin. Clark seria mi esposa.

Por dios, ¡¡Mi Esposa!!

Vi que Clark pasaba con apuro al frente de mi, interrumpiendo mis pensamientos, la tome del brazo jalando de ella, para pegarla a mi cuerpo y darle un beso en la frente.

-Cariño, te ves hermosa.

Logré ver cómo cada bello de su cuerpo se erizaba y se estremecía. Sus mejillas tomando calor y su mano acariciando mi cabello.

-¡Roier!-Dijo reprimiendo una risita.

Me gustaba saber que causaba aquel revuelo dentro de Clark. Ella se merecía ese tipo de detalles y más.

Ella era todo lo que estaba bien en este mundo, su sonrisa, su cabello al despertar, sus ojeras a causa de su cansancio, su manera de caminar, su cabello mojado cuando la lluvia, sus manos rozando mi cabello, sus bailes raros, su voz, su tacto, su corazón, su alma, su presencia. Todo de ella era perfecto.

-Mi futura esposa es la más hermosa, te amo.

-Yo te amo a ti, pero tengo que terminar algo- se safo de mi agarre y desapareció de mi vista rápidamente con unos arreglos florales en la mano.

No podía estar más feliz.

Aún recuerdo con melancolía y nostalgia la primera vez que la vi.

Aquella vez que por primera vez me sentí acompañado en la cafetería, pasando mis días de depresión por enterarme de mi cáncer en el pulmón. O aquella promesa en el mirador de que no fumaría más.

Todo aquello lo hacía porque creía en mi, pero también creía en ella. Ella era mi sustento.

La amaba y sabía que no era un error.

¿Que éramos adolecentes? Si, claro.

¿Que tendríamos problemas? Por supuesto.

Pero jamás me arrepentiría de amarla, jamás. Suenta bastante estúpido, pero estoy seguro de que Clark era mi "alma gemela" y no por el hecho de ser iguales, si no que ambos sabíamos que nos complementabamos.

La amaba de manera indescriptible. La amaba desde antes de conocerla. La anhelaba, la necesitaba.

Clark, prometo amarte para siempre. Ahora serte tu esposo y el hombre más feliz, porque tú estás en mi vida.

cuando te conoci (Roier)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora