Era el funeral de su abuelita aquel día de verano, las chicharras cantaban en los árboles y el sol pegaba fuerte en el pavimento. Toda su casa estaba llena de familiares. Sus tíos y primos llegaron en la noche, por lo que tuvo que ceder su cuarto para ellos, mientras se cambiaba a la habitación de su hermano mayor.
Sinceramente, era un fastidio tener que compartir sus cosas personales con gente que veía una vez al año en festividades. Sus primitos más chicos eran un desastre. Su tía no decía nada, pero incluso ella se veía fastidada con los tres pequeños niños que no hacían más que llorar, gritar y correr por los lados. En verdad no quería prestarles nada, si no fuera porque su mamá lo veía feo cada vez que intentaba decir algo, ya hubiera peleado con alguien.
La ceremonia de despedida pasó lentamente a medida que el día transcurria. Terminaron muy tarde por la noche, casi a las 00:30. Su papá le ofreció faltar a clases ya que era algo muy triste lo que pasó; su abuelita que lo crío parte de su infancia, había fallecido. Sin embargo, se negó a este permiso y decidió ir a clases como si nada hubiera pasado.
Se levantó temprano, se puso el uniforme gris y blanco, y salió de la casa sin decirle nada a nadie. Todos estaban ahí, solo quería dejarlos lo antes posible. Tomó el colectivo sobre la avenida y se durmió en el camino, despertando casi por instinto cuando llegó a su parada.
En la puerta del colegio estaba esperando su mejor amigo, Felix, un rubio australiano que no sabe hablar muy bien el idioma. Por alguna razón se hizo su amigo, aunque no está seguro de porqué insiste en seguirlo cuando apenas cruzan unas palabras al día.
—Hola. —Saludó el chico, pasando un brazo por encima de su hombro con toda confianza.
—Hola.
—Tienes la ojo negros.
Jisung supuso que se refería a las ojeras marcadas por debajo de sus ojos. Claro, no durmió nada, así que estaba algo demacrado. Se encogió de hombros como respuesta y se quitó del agarre, apartando la mano debilucha del más alto.
—Estoy enfermo, podrías contagiarte.
—Oh...bien. I want to ir por nuggets.
Al dudar del pedido, simplemente asintió y acompañó al rubio hacia la cafetería. En el camino Felix seguía tratando de comunicarse, por lo que iba distraído cuando chocó con otro compañero dos años mayor.
—Lo siento. —Lee Minho, delegado de la clase A y el número uno de las listas deportivas, estaba sujetando su cintura con cuidado para evitar que caiga.
Se hizo hacia atrás rápido y negó con la cabeza, arreglando su uniforme con más prisa de la que planeó. Miró hacia el frente y el chico solo le sonrió, apartando su mano lentamente antes de continuar con su camino.
"Ese es el chico rarito de la clase B". Oyó decir al amigo del castaño. Por poco se olvida que lo tienen tachado de bicho en los otros cursos.
—¿Estas okay? —Preguntó Felix, llamando su atención de nuevo.
—Si.
—¿Seguro? Tu cara está roja. —Apuntó.
Rápidamente se tocó la mejilla y sintió el calor de su rostro. ¿Por qué estaba sonrojado? ¿A caso tenía fiebre? ¿Era el principio de una enfermedad?. Se disculpó con Felix, sin demostrar expresión alguna, y se metió directo al baño de hombres. Allí se lavó la cara más veces de normal, tratando de quitarse ese color nauseabundo. Cosa que no funcionó.
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Minsung || Un Chico Extraño
FanfictionJisung siempre ha sido un chico silencioso y poco expresivo. Realmente nadie puede saber que está pensando, excepto él mismo. Es así que, Lee Minho se siente atraído por esa peculiar personalidad que le disgusta a todos.