Mientras marchaban, los dos dominantes se entretuvieron hablando de diferentes temas.
Dimitri aprovechó la caminata hacia la salida del frondoso bosque para contarle sus experiencias durante el viaje en su busca.
Renoir, quien durante las primeras horas permanecía callado y en completo shock, en un descanso que hicieron para recobrar el aliento decidió animarse a comer un alimento pranático que le cedió el caballero, unos comestibles elementales que otorgaban resistencia extra a los dominantes, eran ideales para conservar fuerzas o para sacarlas paulatinamente, de tal manera que eran inservibles en las batallas, pues estas requerían un despliegue de poder inmediato y potente.
Es así como decidió entablar su primera conversación propia con él, abriéndose y contándole de su vida en Anthea, de sus amigos, Leone y Millow, y de sus preocupaciones y sus sentimientos hacia la inminente pérdida de sus padres.
Renoir no lo llevaba muy bien, y evadía el tema, cosa que no le gustaba a Dimitri, pues quería saber más acerca de los últimos años de Caela. Sin embargo, decidió no presionarle, mostrándose comprensivo y animándole contando historias de su hogar.
El sol se comenzó a poner.
—Renoir, deberíamos apresurar el paso, y salir de este infame bosque —le sugirió Dimitri mientras miraba al cielo y recogía sus cosas—, tengo un alijo de comida a unos quinientos pies, no está muy lejos, y supongo que tendréis hambre otra vez.
—Si, estoy hambriento, pero... ¿dónde guardas el alijo?—preguntó Renoir.
—Bueno —Dimitri suspiraba con una ligera sonrisa—, la verdad es que llevo un tiempo viajando, y para no morir de hambre me alojaba en distintas ciudades y pueblos, en tu busca. Pero, a veces las cosas no salían del todo bien, y me tocaba dormir en la intemperie. En esta situación todo lo que tenia era de vital importancia y no solo debía preocuparme por las bestias infames, sino también por mi estómago. Así que, he ido escondiendo alijos de comida y suministros en puntos estratégicos, nada más llegar al sur. ¿Qué os parece, no es mala idea verdad?
El caballero resguardaba las alforjas del caballo mientras hablaba, sacando más alimento pranático.
—Es... ingenioso, solo espero que no esté podrido.—susurró Renoir mientras reanudaban la marcha.
Mientras tanto, en Elmsford, se preparaban para recibir al gran rey de Anthea, Jarsha I.
—¡Su majestad!—exclamó un guardia real cediéndole el paso.
Leone se pasó toda la noche junto a los restos de sus padres, hasta que escuchó los trotes de los corceles imperiales y los bramidos de las trompetas cruzar el humilde pórtico de Elmsford.
«El rey... querrá saber que ha ocurrido, se darán cuenta de la situación en cuanto investiguen un poco.»—pensó Leone— «¿Por qué no veo a Reno? ¿Habrá huido? Debería ir a investigar su casa».
Tras sopesar esto marchó hacia la casa de los Galant. Cuando llegó, se encontró los cuerpos de los padres de Renoir muertos en el suelo. Buscó el cadáver de su amigo por los escombros y no lo encontró. Fue entonces cuando recordó al caballero misterioso que salió disparado con su corcel, emitiendo una luz albina.
—Tuvo que ser él... él se ha llevado a Renoir —concluyó Leone—, debo seguirles el rastro, no puedo dejar que la guardia me vea aquí, me interrogarán, o algo peor, sospechosamente, los destrozos masivos están concentrados entre la casa de la familia Galant y la mía. Se darán cuenta enseguida... mierda.
Leone salió de Elmsford, evitando con gran habilidad sigilosa a los soldados y al rey, y se dirigió hacia el bosque Brânn, siguiendo el chamuscado rastro que dejó el ser llameante.
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A.R.C.A.N.U.M
Fantasy"¿Cuál es el motivo de la violencia? ¿Qué es lo que nos impulsa a matar, a sufrir? La ira, la traición, la sangre, los linajes, el poder. Sin embargo, también hay motivos inocentes: los sueños, la vocación, la lealtad, la protección, el amor". Sumé...