Capítulo 3

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Salió de aquel baño sintiéndose bastante miserable, no podía ni siquiera mirar a sus padres o siquiera a su hermano, quería ponerse a llorar en ese instante. ¿Por qué le estaba pasando esto? ¿Que hizo mal? Solamente buscaba a los alfas para un encuentro sexual, a sus anteriores compañeros no les importaba si el era un alfa, ¿Por qué a Jisung si? Además de que lo había llamado fenómeno, jamás pensé que algo así pasaría, quería encontrar el momento dónde le dijera a sus padres que le gustaban los alfas, que los omegas no eran de su agrado, pero jamás pensó que sería amenazado de esa manera.

Podría ir a la policía, pero ¿Que casi tenía? Todo podría salir a la luz en un segundo y eso arruinaría a sus padres por completo, lo mejor que pudo hacer fue callar, callarse todo hasta que pudiera encontrar la manera de calmar esto, de poder solucionarlo.

– Jungmin, está vez no tardaste tanto – miro a su hermano con ojos llorosos – ¿Que paso? Te ves bastante palido.

– Nada, estoy bien. Solo debe ser un dolor de cabeza.

– Debes cuidarte – su hermano se acercó para abrazarlo pero este simplemente se alejo – ¿En serio estás bien? – volvió a asentir – nunca me habías rechazado un abrazo.

– No estoy de humor, Juno – no quería tratar mal a su hermano, pero no podía controlar todo el lío que tenía en su cabeza – lo siento.

Juno simplemente se sintió herido, jamás en el tiempo que llevaba con su hermano, este había rechazado un abrazo suyo, no sabía que le pasaba a Jungmin, pero sabía que le pasaba algo porque su lobo se lo decía, algo estaba muy mal con su hermano.

Dejo pasar aquellos pensamientos, ya que su padre se subió al escenario para agradecer a todas las personas que habian asistido a aquel lugar, todos aplaudian, mientras que el no estaba escuchando nada, era como un eco que no dejaba que reaccionara, en esos momentos se sintió perdido, se sintió tan asustado como hace años no se sentía.
Y fue en ese preciso instante, en ese momento que un aroma a hierva buena llegó a sus fosas nasales, entonces retrocedió años atrás donde alguien que no recordaba lo había ayudado en un momento vulnerable de su vida... Claro que al mirar hacia el escenario fue que noto a dos tipos que se veían bastante intimidantes, en su interior supuso que eran alfas, pero la verdad era que no se veían como alfas, se veían como mucho más, más imponentes, más fuertes, más intimidantes.

– Ellos serán mis nuevos socios, quería presentarlos ante ustedes ya que gracias a ellos mi empresa a ido bastante bien – su padre seguía hablando, mientras que él los seguía viendo.

Su lobo interior bajo su cabeza en sumisión, nadie, en lo que lleva de vida había logrado ese efecto en su lobo, era como si en ese instante su lobo comenzará a actuar como un Omega indefenso en busca de su alfa, y cuando esos dos pares de ojos se fijaron en él fue que sintió latir con fuerza su corazón, su lobo empezó a rasguñar en su interior tratando de salir.

Míos, son míos.

Mierda.

En ese momento entro de nuevo en pánico, estaba a punto de tener un ataque en ese mismo instante, lo que no espero fue que las feromonas de aquellos sujetos llegarán a él, como una ráfaga de tranquilidad y cuando sus ojos se volvieron a encontrar, viendo como ellos le sonreían con cariño, fue que muy dentro de su ser, se dió cuenta que ellos eran sus destinados.

– Jungmin – su madre se acercó a él – tú hermano dijo que estabas bastante mal, ¿Paso algo cariño?

– No – volvió a mentir – no a pasado nada, mamá.

No podía decir nada, en ese momento se dió cuenta que no podía abrir la boca para decirle a sus padres que ellos eran sus destinados, que su lobo los había proclamado como suyos.

– Creo que me estás mintiendo, te conozco bien para saber que no me dices la verdad – mierda – ahora mismo me dirás que es lo que pasa contigo.

– Mamá, te juro que no pasa nada, todo está completamente bien.

– ¿Es por qué regresamos a Corea?

– ¿Regresamos a Corea?

En ese momento Jimin lo miro de manera confusa.

– ¿Tú hermano no te dijo nada? – este negó con la cabeza – como verás, hijo. Tú padre consiguió nuevos inversionistas que lo ayudarán en la empresa y para eso debemos regresar a Corea.

Sonrió de felicidad, si regresan a Corea eso quería decir que Jisung no podía hacer nada, no podía atormentarlo porque estaría demasiado lejos, así que lo único que pudo hacer fue abrazar fuerte a su madre. Su felicidad no se podía quitar por nada del mundo.

– Tú amigo Jisung vendrá con nosotros ¿No es genial? – tras escuchar eso se alejo bruscamente de Jimin.

– ¿Que dices? – ahora se veía enojado – ¿Quien les dió el derecho de elegir si quiero que el venga conmigo o no?

– Creí que estarías feliz, se veían bastante unidos hace unos días.

– Mierda – se quería poner a llorar – te odio, no puedo creer que hayas echo algo así.

– Jungmin ¿Que pasa, cariño?

Simplemente se alejo, se alejo de aquella fiesta, de aquel lugar, de absolutamente todo. Tomando su auto y manejando lo más lejos que podía de la civilización, no quería saber nada de nadie, no quería si quiera pensar en ese maldito hijo de puta que le iba a dañar toda su vida por completo.

– ¡Eres un maldito imbécil, Jungmin! – se reprochó así mismo, dandole golpes al volante – ¿Cómo pudiste ser tan idiota? – las lágrimas no tardaron en caer – perdóname, mamá. Perdón, por no ser el hijo que deseas – seguía llorando – perdón, papá. Se que te voy a decepcionar cuando sepas toda la verdad y perdón, hermanito. Pero, está vez ya no puedo compartir mis problemas contigo – miro hacía el horizonte – estoy completamente solo.

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