La noche triste

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Dorada noche, agua del cielo caía, llovía, decían, sin atrás mirar, el soldado asomaba, los mexicanos esperaban, -mexicanos, putos, matar bien sé que esperan, oculto os miro en la brillosa lluvía, mi suerte y este oro a casa llegará, pararme imposible les será, palurdos, desgraciados-.
-¡¡¡Allí, tú, balurdo, tu peto, póntelo y cállate!!!-
Acerca, oro pone en su casco, en botas, el peto mira, tan blanco, agua lo llenaba, recordaba quizás, se llenaba de oro, el peto, pantalones, sus verdes pantalones, la armadura observaba, preparaba la avanzada, de repente, Cortés hablaba -El oro tomad, si os satisface, tomadlo todo, sin atrás mirar-.
Muchos llenaban sus bolsillos empobrecidos, ni a ellos se acercaban las moscas, porque más que ellos el oro importaba, y las moscas sabían eso.
Salieron, los mexicanos abalanzaban sus ataques a los españoles, desesperados ataques, vivían odios en ellos, años, años de odio, mil asquerosas cosas, tan sucias sus manos, de tierra llenas, de conquistadas tierras, postreras a sus llegadas, de repente, a los españoles escapando los ojos suyos vieron y a gritar lo inentendible comenzaron -¡Nuestro trabajo roban!- la retaguardia dice -¿Cortés dónde está?- -En el puente siguiente- él apenas dijo, a los caballos huyendo se veían, lejos, sin nada, ni nadie.
-Huyeron, Cortés y sus putas armadas huyeron- -¡¡¡Al templo volved!!!- El soldado, asustado, atrás volvería, pero atrás lo dejarían -¡No! Miradme, atrás me dejan- nadie lo vería y alejándose los soldados camino se abrían, mexicanos mataban, sus dagas sangre goteaban, mientras que las espadas a basto no daban por los órganos apuñalados, gritos detrás, lloros lejanos, muertes en la derecha, agua en la izquierda, los mexicanos agarraron su casco, el oro provocó su caída -¡La gran puta!- los mexicanos a el oro ver gritaron más, -nos roba nuestro sufrir esta gran mierda cubierta en armadura- pensaba dirán eso, se levantaba él, el oro que dejaba miraba, por dentro lloraba, por fuera despotricaba, un camino de oro formaba, y en el caminaba, caminaba, mataba, la espada clavaba, goteaba su mano de tantos mexicanos matar, con destreza y firmeza la espada movía, la movía rebanada en sangre palpable, chorreante, entraba la misma, entraba rápido, salía rápido, impedía el caminar el oro, de mexicanos victoriosos se llenó el camino.
Gritos en las lejanías escuchaba, lo golpearon y agarraron, primero el peto cubierto de oro, le escupían, y en el lodo el oro cayó, la espada soltó y acuchilló con su daga, uno, dos, tres, cuatro, cinco, seis, siete mexicanos mientras ellos soltaban sangre, la sangre caía en el oro, lo levantaron los mexicanos entre más de cinco, pues, el reluciente oro hacía que pesase como un camión, sorprendentemente, solo no estaba, y para su sorpresa, unos soldados se acercaban -no morirás hoy- del brazo lo tomaron y cubrieron, pero, se abalanzaban más de cientos de mexicanos a ellos -¡En sus linajes me cago y mil veces me cagaré en ustedes, mexicanos de mierda!- alumbrados por la luna, el último grupo del enemigo caía muerto, yacían los mexicanos, la adrenalina hizo eso para los españoles, eliminaron a los mexicanos, y dolían los brazos del grupo entero, hasta que cuando la misma sensación dejó de estar, y el dolor no lo aguantaban, los rojos cadáveres, llenos de vísceras, gritando más fuerte se levantaban -¡Coño, corred, corred coño- huía el soldado -No, atacad- lejos se escuchaba -Vivo por el oro, ustedes no lo sois, es más que sus vidas este oro-.
Rápido marchaba, que lejos ya estaba -Nos abandona- pero antes, ni hablar terminó que ya los mexicanos se lanzaron, huyó, atrás corrió, sin parar, cuando escuchaba detrás la muerte que él dejó para los demás.
Y así, al puente llegó.

Nota del autor:
Realmente cuando creé la historia fue para la prueba final de Literatura, y el profesor había pedido que hiciésemos una descripción de un personaje del cuento de “Ojos azules” del escritor Arturo Pérez-Reverte.
Nos dijo que debíamos pasarla a barroco, claro, a libre elección, podía ser un dibujo o un poema, lo típico, pero, se me pasó por la mente hacer una historia escrita en barroco, aunque claro, no soy un dominante de del tema, aún así hice la historia explicando la situación de uno de los soldados que decidieron volver atrás, a los templos, aunque, claro, no me gustó mucho la idea de matarlo en el templo, de hecho, el final abierto no lo tenía planeado, sino que fue que el profesor me dijo que lo dejase así, seguramente ya no quería que lo alargase más, y justo tuve la suerte de que lo dejé en el puente dejando un final abierto, realmente, si tuviese que darle un final, sería que el soldado ante la presión de los mexicanos, preferiría lanzarse con el oro para abajo del puente antes que morir sacrificado en un templo, aunque, creo que dejar el final abierto es lo mejor, ya que así el espectador puede inventarse miles de finales, incluso finales mejores de lo que el propio autor podría imaginarse o escribir.
También, cabe decir, que ante la duda decidí hacer también una canción sobre la situación vivida allí, aunque claro, me inspiré mucho en Da games, sin embargo, eso es un tema aparte.

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⏰ Última actualización: Nov 29, 2023 ⏰

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