Ultimo Eco de un Sábado

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Hace tanto tiempo que fue el último sábado, la última tarde que compartimos, el último día que la vi sonreír. No recuerdo una mierda de cómo era mi vida antes de conocerla, como si me hubiera parido de nuevo la primera vez que la vi. Estaba realmente acostumbrado a la soledad, pasando noches rasgando acordes improvisados en mi guitarra, viendo películas hasta quedarme dormido, viviendo en el jodido sedentarismo y asistiendo a esas putas fiestas de amigos solo para tener algo de compañía y embriagarme a gusto.

Hace mucho que no la veo, hace un buen tiempo que no escucho su voz. Aún tengo el calor de su cuerpo grabado en mi piel, aún puedo sentir su corazón latir en mi pecho, pero ya no aparece en mis sueños, ya no compartimos esa conexión. La muy desgraciada ya no está

Cuando se coló a mi vida, pudimos compartir pensamientos y críticas. Era mágico perdernos en medio de la naturaleza en una tarde, escuchando música y conversando hasta caer dormidos, abrazados y con los dedos entrelazados.

No fue bueno convertir esto en una costumbre. No fue bueno haberle dicho lo obvio. Dice que las palabras muchas veces no dicen nada y que nuestros actos lo dicen todo. Ahora mis actos dicen "te extraño" y mis palabras dicen "vete a la mierda". Escucho sus malditas canciones favoritas en la oscuridad, acompañado de una botella de vino, recordando que le juré no beber más, pero hay promesas que no se cumplen, al igual que la estupidez que dijimos sobre no abandonarnos jamás.

El último sábado que pasé con ella, desearía haberle dado al menos un beso, un abrazo o simplemente haberle tomado la mano. De un día para otro, la persona que antes podía llamar mi alma gemela se perdió, se fue, y no creo que regrese. Ahora solo puedo verla caminando por lugares donde alguna vez creímos que éramos felices, pero de alguna forma ya no siento su alma. Su sonrisa no es igual, sus ojos no destilan como antes. A lo mejor solo estoy viendo a un cadáver que sigue en movimiento o tal vez antes veía vida en lo que siempre estuvo muerto.

Sé que ahora mismo está de la mano con algún imbécil, me alegra que tenga otra victima, yo prefiero guardar mi luto y quedarme con el lindo recuerdo de alguien que ni siquiera el alcohol ni ese maldita raya blanca pudo borrar.

Me convertí en un maldito mentiroso compulsivo. Todos me preguntan por ella, solo puedo sonreír y decir "está bien" cuando en realidad quiero decir "quisiera saberlo".

El último sábado que la vi, el último día que le sonreí, fue también el día en que una parte de mí se quedó con ella. Ya no podemos ser almas gemelas; la mía se despedazó, y uso cada pedazo que me queda para trazar su rostro sobre mi memoria. Al fin y al cabo, esos trozos le pertenecen;  será como un rompecabezas que nunca se terminará de armar.

Pensamientos, recuerdos y otras mierdasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora