Prólogo.

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Dulce Sueño ©

Desde muy pequeñas algunas niñas sueñan con casarse

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Desde muy pequeñas algunas niñas sueñan con casarse.

Sí, siempre soñé caminar hacia el altar con un pomposo y llamativo vestido blanco. En presencia de mis familiares cercanos, amigos de toda la vida y compañeros de trabajo, incluso me atrevería a enviarle una invitación al panadero. Y la idea de tener una familia me fascinaba, de hecho, es lo que deseaba.

La razón de ver enfrente de mí, esperándome, a la persona que se supone es el amor de mi vida; mi alma gemela e hilo rojo me deja sin palabras. Es un dulce sueño hecho realidad. Sin embargo, a estas alturas, no comprendo que hice mal y la ansiedad estruja mi corazón, revolviendo mi estómago.

«¿Esto es lo que quiero para mí? Fingir demencia y aceptar una relación inestable, repleta de inseguridades.» En estos momentos mi cabeza es mi peor enemigo y me hace dudar de mis decisiones.

Deseo llorar, lanzarme al suelo porque el miedo está consumiendo mis sentidos. Mi sueño de casarme se vuelve borroso y aterrador. Al principio, amaba con locura al hombre de pie a unos pasos de mí, pero él ha cambiado.

Hace mucho tiempo dejó de ser él y me genera agonía saber que solo fueron soñados los primeros años de relación. No quiero fingir que estoy bien, ya que francamente me consume la consciencia la idea de alejarme y no poder hacerlo, porque tengo la necesidad de creer que él va a volver.

—¿Me amas? —Se lo pregunté en innumerables ocasiones y llegué a la conclusión de que aquellas palabras solo eran dichas por mí. Esperé en más de una oportunidad recibir su consuelo, ser envuelta en sus brazos para sentirme segura y no temer, pero ahora ya no me quedan ganas de reparar lo que terminó hace mucho tiempo, de aguantar y fingir que todo está bien.

No obstante, cuando estuve a punto de tocar fondo por las emociones que arrasaban en mi interior, llegó él y en medio del caos me hizo sentir que estaba haciendo mal al tenerlo enfrente de mí a unas horas de comprometerme.

Había aparecido otro hombre en mi vida.

«¿Cómo es que llegamos a este punto?» Fue lo que pensé mientras lo veía ingresar con su clásico —y típico— traje de diseñador y un ramo de rosas a la ceremonia. Mi fiesta de compromiso.

Tú realmente eres mi peor pesadilla, Christopher Parker.

Esto no es más que un absurdo cliché desafortunado.

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¡El Capítulo 1 estará disponible la próxima semana!

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