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28 de noviembre

Los chicos habían viajado a la Ciudad de México, todos llegaron en la noche del 27, por lo cual se pusieron de acuerdo para salir al día siguiente.

Quackity los invitó a desayunar temprano a uno de sus restaurantes favoritos, el lugar era tranquilo y elegante, pero lo que más les gustaba a los chicos era que estaban juntos de nuevo.

Roier desde el segundo uno que vio a Cellbit no dejó que se le separar de su lado, desde el viaje a Brasil se dio cuenta que su amistad había crecido de una manera inexplicable, hablaban sin parar, se reían de cualquier tontería, sentían que el otro era su lugar seguro.

Después del desayuno fueron a dar un paseo, visitando varios lugares de la ciudad, aún que quisieron pasar desapercibidos, mientras paseaban en una trajinera en Xochimilco un grupo de personas los reconoció, pero por suerte, no publicaron nada hasta que ellos lo hicieron, el día había sido una locura, Cellbit estaba maravillado con todo lo que los chicos le mostraron, pero lo que más le emocionaba era la atención que Roier le ponía.

-¿Qué tienes Cellbit?- Roier notó que Cellbit se puso algo serio, estaban en el museo de historia de la ciudad y en cuanto vio que Quackity se alejó un poco con su hermana, se acercó al castaño para hablar con el.

-No es nada, solo me distraje un poco.

-Dime Cellbo, no mientas, sé cómo eres, algo tienes- se le quedó viendo fijamente a sus ojos, tanto que pudo apreciar ese azul brillante que tenía el brasileño, sonrió al ver como este suspiraba y desviaba la mirada.

-Esta bien, tienes razón guapito, pero no es nada importante, te prometo que estoy bien- dijo el de sudadera blanca tomando asiento en una banca.

-¿Seguro? Tú sabes que me puedes decir lo que sea- Roier lo siguió y se sentó a un lado de él.

-¿Alguna vez haz estado con una persona que te llena de felicidad de solo verla, como si te llenaras de energía con solo su presencia?

-Pues si... creo- dijo Roier sin entender muy bien cuál era el punto- Osea, si me ha pasado pero creo que nunca lo había pensado.

-¿Si tuvieras la oportunidad de estar con esa persona, qué harías?

-Pues si esa persona no sabe mis sentimientos se los diría, eso sería lo principal- Roier vio como una pequeña sonrisa se le dibujaba en el rostro al castaño- hablaste con Lorena sobre esto?

-Claro, es mi mejor amiga desde hace años, y dijo exactamente lo mismo que tú- Cellbit voltio a verlo, observo su rostro atento a lo que el decía, le fascinaba cada gesto que el mexicano hacía- te rebajaste la barba?

-Si, es que se veía un poco feo mi barba de cinco pesos- dijo Roier dejando salir una risa por su comentario, pero el momento se detuvo cuando sintió la mano del mayor en su mejilla, el tacto era delicado, suave y un escalofrío recorrió su espalda.

-La verdad es que te veías muy guapo con ella.

Ninguno dijo nada, Roier se había perdido en los ojos del contrario, sin saber en qué momento, se empezó a inclinar, sabía perfectamente a dónde se dirigía, el quería que eso pasara, quería por fin sentir los labios del otro, pero se separaron al escuchar los pasos de sus amigos cerca de ellos.

^~Una noche para recordar~^Donde viven las historias. Descúbrelo ahora