Yoongi le gustaba mucho. No es como que acabara de darse cuenta sino que más bien le regocijaba poder reafirmarlo cada que compartía algo con él. Específicamente era agradable subir al auto juntos, a veces en silencio, otras veces charlando, algunas más con la radio encendida; la mano de Yoongi iría a parar a su muslo izquierdo cuando no tuviese que usar la palanca de cambio y permanecería ahí todo el tiempo que le fuese posible antes de tener que volver a maniobrar el vehículo. Le gustaba el aroma de Yoongi penetrando el lugar junto con el olor a cigarro que para este punto seguramente sería imposible quitar de los asientos, le gustaba poder relajarse y tomar una siesta con el ruido del tráfico de fondo, le gustaba que Yoongi le hablara sobre su día y le preguntara a Jimin sobre el suyo.
El mayor era fan de conducir. Si la memoria no le fallaba, consiguió el permiso de un día para el otro apenas tuvo la edad suficiente para tramitarlo. Jimin recuerda con cierta emoción en el estómago la primera vez que le sacó a pasear en el auto de sus padres, la sonrisa en su rostro pálido no pudo ser arrancada de ninguna forma incluso cuando la lluvia les arruinó la visita nocturna al mirador. No pudieron ver nada por culpa de las gotas constantes que se estrellaban contra los cristales con mucha fuerza aunque aquello sólo los incentivó a buscar otra forma de entretenerse en lo que el mal tiempo pasaba y volvía seguro el trayecto de regreso a casa.
—¿En qué piensas? —Yoongi le miraba curioso mientras esperaba a que cambiara el semáforo.
—En la primera vez que me subiste al auto contigo. —Se rió. —¿De qué color era tu cabello en aquel entonces?
—No lo sé, verde tal vez.
—Mm, sí, eso creo. Te sentaba bien.
—¿Debería teñirlo de nuevo?
Jimin no respondió, sólo le sonrió.
🐣🐈⬛
¿Había alguna razón en específico para que Yoongi estuviese cortándole las uñas de los pies a Jimin? La respuesta corta es no. La respuesta larga podía tal vez tomar demasiado tiempo explicarla.
Se podría decir costumbre. La misma que hacía que el castaño le preparase un té de jengibre bien caliente al mayor cada que este se quejaba de tener migraña. Dos cucharadas de miel, el jugo de la mitad de un limón y un beso entre cada trago.
Volver a esa rutina fue fácil para ambos. De pronto Jimin ya no necesitó llamar a Taehyung para que le ayudase a ponerse la cinta kinesiológica cuando la espalda le mataba y Yoongi dejó de obligar a Hoseok a jugar ajedrez con él. Regresaron los miércoles de cine, los sábados de comida tailandesa. Los domingos de no hacer nada más que dormir encima del otro, los lunes de mascarillas y productos para el cuidado de la piel.
Pensándolo bien, la palabra correcta era amor. Esa clase de amor que los llevaba a cuidar del otro con mucha devoción.
El primer mes y medio de su relación transcurrió con más calma de la esperada pese a lo caótico que fue lo que tuvo que pasar para llevarlos a este punto. Jimin temía que al haber vivido tan ajetreados y tan de prisa las primeras dos semanas aquello terminase antes de que si quiera pudiera comenzar a disfrutarlo realmente. Estaba feliz de haberse equivocado.
Las visitas al departamento de Yoongi se hicieron bastante comunes aunque era aún más común pasar el tiempo en el de Jimin.
No sólo utilizaba todos los días los pendientes que Yoongi compró para él el día de su primer (otra vez) beso sino que también comenzó a usar la pulsera de hilo rojo que con mucho cariño había permanecido guardada en el cajón de su mesa de noche desde hace cuatro años atrás hasta ahora, esa misma que hacía juego con la que Yoongi presumió sin decir nada una mañana camino al trabajo mientras sostenía el volante del auto.
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Ex Novio 🌼 YM
Fanfiction-Yo creo que has cambiado mucho desde entonces. -La única diferencia notoria es que perdí algo de peso. -Yoongi se percató al instante que Jimin intentaba descaradamente dirigir la charla a otro punto donde no fuese dejado en evidencia, y pese a su...