En un prado como cualquier otro sucedería un evento abismal, el mismo que pondría en riesgo la existencia de la humanidad misma. En este prado se encontraba un pueblo donde residían varias familias unidas por fuertes lazos de amistad. Entre ellas, una pareja aguardaba con ilusión la llegada de su segundo hijo, previsto para nacer en dos o tres semanas. Ignoraban que aquel día, aparentemente ordinario, marcaría el inicio de un holocausto.
A las afueras del pueblo, en un campo de trigo, mientras todos los pueblerinos cumplían con su rutina de quehaceres diarios, una pequeña llama se expandió rápidamente hasta convertirse en un círculo de fuego de enormes proporciones, con un color oscuro muy peculiar, arrasando con los cultivos. De él emergió una figura humanoide que, alzándose entre llamas y cenizas, ascendió al cielo con sus brazos extendidos. Con un gesto, transformó la oscuridad del fuego en un rojo llameante. La sorpresa y el terror se apoderaron de la gente expectante a tal evento, una vista surreal. Un silencio sepulcral cayó sobre el pueblo; todos aguardaban en shock, expectantes y aterrados, hasta que una brisa abrasadora los envolvió, como una onda expansiva de fuego emanando desde las profundidades. El hombre en el cielo bajó sus manos y posó su mirada sobre el pueblo. El silencio se rompió con una visión grotesca: seis manos gigantescas, tan grandes como las torres de un castillo, emergieron del suelo. Lo que los residentes de aquel pueblo no sabían, es que esas manos eran propias de los seres que reinarian como dictadores y aniquilarian sin piedad a la humanidad. Desde las tinieblas, los reyes sufrientes.
El estruendo de los reyes al irrumpir en la tierra desató una ola de magia negra tan pura que la densidad del aire golpeó a los residentes con una frialdad cortante y un fuego interno que los consumía con ira. El shock dio paso al caos. Los afortunados tomaron a sus seres queridos y huyeron en carretillas y caballos, decididos a escapar del cataclismo. Los menos afortunados, paralizados por el pánico, buscaron refugio en sus hogares. Mientras tanto, la magia negra cubría el cielo con nubes cenicientas, transformando el día en noche. En el extremo opuesto del prado, una mujer embarazada sintió algo más que la magia: una contracción. El bebé, afectado por la energía oscura, exigía nacer.
Así comenzó un parto de emergencia en medio del apocalipsis. Los gritos de desesperación y las pisadas resonaban alrededor de la casa de la familia. Solo los amigos más cercanos se atrevieron a mirar por la ventana; al ver a la familia en apuros, algunos entraron a ayudar. A pesar del dolor y el pánico, el bebé nació sano y salvo, una niña. Tras el parto, ayudaron a la madre a subir a una carreta y huyeron a toda prisa en caballo.
Tras el nacimiento de su hija, los padres se embarcaron en una travesía. A pesar de la proximidad que tuvieron con la reencarnación de mal mismo, consiguieron huir de la zona sin sufrir pérdidas, acompañados por aquellos que les habían asistido. Se dirigieron hacia tierras lo más distantes posible a lo que los reyes hicieron conocer como las 'capitales', donde disfrutaron de un prolongado período de paz.
Sin embargo, como todos anticipaban y temían, esa paz no sería eterna.
Con la llegada de la noche, la familia se recogió en su nuevo hogar, ajena a los ojos que los observaban desde las sombras. Algo o alguien había seguido su rastro hasta aquellos prados lejanos. Mientras la niña dormía plácidamente, una figura encapuchada se deslizaba entre las calles desiertas, deteniéndose ante la puerta de la casa. En su mano, un objeto que emanaba una energía que resonaba con la magia negra del apocalipsis. El misterioso visitante dejó el objeto en el umbral y desapareció tan silenciosamente como había llegado. Al amanecer, la familia encontraría este enigma, aparentemente un libro envuelto en un cuero tan oscuro como la noche, junto con un presagio que los obligaría a enfrentar los secretos de su pasado y las profecías que rodeaban el nacimiento de su hija.
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Against Myself
Misterio / SuspensoEn las sombras que anticipan el ocaso de la humanidad, "Against Myself" desvela la mística historia de Cassiel, renombrado por su invocadora, el demonio de la soledad y la melancolía, en el ajedrez infernal de reyes afligidos. Abaddon, el autoprocla...