Lasciva Conversión

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Capítulo seis

Me sentía volando, mi cuerpo se desvanecía en los brazos de aquel vampiro, y en ese momento no supe más de mí hasta que desperté, la habitación era tan lujosa, las sábanas hacían juego con la decoración antigua del lugar, había palabras grabadas en irlandés, y de repente cuando quise levantarme un dolor me hizo detenerme, al mirar vi que tenía vendas en mis brazos, y una voz que no conocía me sacó de mis pensamientos.

—Sanarás cuando bebas de él… —Era una mujer hermosa, rubia, de un cuerpo envidiable, estaba parada desde la puerta mirándome, sus ojos rojos como el rubí.

—¿Quién eres? ¿Dónde estoy? —Ella me miraba con una sonrisa ladina, en ese momento me respondió:

—Soy Romina, la hermana de Yuliano, vine a conocer la mujer que le puso una diana en el trasero a mi hermano y ahora que te veo, sé que eres una mujer muy especial, mi Deartháir te trajo herida a los aposentos, ahora mismo está teniendo problemas serios por tu presencia.

—No puedo quedarme aquí, ustedes van a matarme como lo hicieron con mi madre —La chica me miró sorprendida, y sonrió:

—Nadie puede matarte, ahora eres un vampiro también, o ya se te olvidaron esos lindos colmillos, lo que me causa curiosidad son el color de tus ojos, ahora son violetas no rojos como los de nosotros ¿Siempre han sido así? —Me preguntó curiosa.

—Yo soy una bruja de las Striga, no soy un vampiro, no he bebido de tu hermano, no está completa la conversión. Y mis ojos siempre fueron verdes hasta que desperté como una de las brujas de Lilit.

—Mira lindura mi hermano vendrá a hablar contigo, solo puedo decirte que por tu sangre corre la de uno de los grandes vampiros, solo es cuestión de tiempo para saberlo de los dragones ancianos, y mi hermano está con ellos, él terminará por saber quién o qué eres realmente, porque tú a mí no me engañas, algo especial tienes en tus ojos violeta, algo en tu sangre no es como la de otras brujas.

En ese momento la puerta se abrió abruptamente, era un hombre vestido de negro completamente, alto, de ojos rojos oscuros, blanco, me miraba fijamente, su mirada denotaba el odio hacia mí, y se dirigió rápidamente a mí con una velocidad increíble…

—Tú hechizaste a mi hijo, pero yo voy a cortar tu cabeza si le haces algo, por ahora no puedo hacer más que dejarte aquí en este santuario, pero si los mayores dicen que podemos matarte lo haré yo mismo, porque ese demonio te quiere, y serás mi gancho ciego para Baphomet.

—¡No me toque! ¡No se atreva a hacerlo de nuevo! Usted y sus leyes se las puede pasar por la raja que ya sabe, y si quiere hágalo ahora, pero mi madre Lilit los matará a todos.

Me abrió los ojos como si hubiera dicho algo aberrante.

—¿Has dicho Lilit? ¿Eres convertida por ella? Esa es la mayor, sus hijas no las puedo tocar, son parte de nosotros ¿Quién eres Freyja? Ella solo convierte a las…

En ese momento fue interrumpido por Yuliano, que lo miraba desafiante, pero con respeto, y entonces mi entrepierna latía con frenetizmo, sentirlo tan cerca me daba sed de su sangre. Su hermana sonreía al ver a los dos mirarse como si estuvieran a punto de colapsar, ahí estaba el vampiro que trastocaba mi cuerpo, mi mente, pero no mi corazón, ese aún estaba tan seco desde el día que Lilit me convirtió…

—¿Qué haces padre? ¡Aléjate de ella! — Le dije.

—Sabes que no puedes tocar o hacerle algo a un invitado o huésped.

Me mira enfurecido, pero antes de que dijera algo, vuelvo a interrumpirlo...

—Los Dragones (Ancianos) nos esperan en 3 horas en el salón para comunicarnos algo a los tres, (me mira extrañado), ¡sí!, a ti padre, a Freyja y a mí.

El llamado de la bruja Donde viven las historias. Descúbrelo ahora