La pesadilla de Carlitos

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Una noche cuando transcurría la madrugada y todos dormían, el pequeño Carlos se despertó muy alterado.

–¡Papáaa! ¡Mamáaa! –gritó mientras lloraba.

Fue su papá quien acudió en su auxilio.

–¿Qué te pasa Carlitos? –le preguntó.

–¡Tuve un sueño muy feo!

Papá se sentó junto a él en su cama y no dudó en abrazarlo.

–Tranquilo hijito, ya pasó. ¿Qué soñaste?

–Que un horrible monstruo me perseguía para comerme -le dijo Carlitos, que no podía dejar de llorar.

–Las pesadillas dan mucho miedo. Pero cálmate, ya pasó. Sólo fue un sueño. Son cosas normales.

Sus palabras calmaron a Carlitos.

–¿Estás mejor hijo?

–Sí papi.

–Perfecto. Volvé a dormirte Carlitos, es muy tarde.

Antes de retirarse, papá lo tapó con las sábanas y le dio un beso en la frente. "Buenas noches" se dijeron.

Pero Carlitos no cerró los ojos. De repente, vio una silueta en la pared horrible, similar a un monstruo. Muy asustado, se metió debajo de las sábanas pensando que, de esa manera, el monstruo no lo encontraría. Cuando salió de su escondite, la silueta se había esfumado. Se levantó a ver qué pasaba y, cuando quiso poner un pie en el suelo, pisó algo. Bajó la mirada y levantó lo que había pisado.

–Mi dinosaurio –dijo aliviado.

Pero Carlitos no volvió a la cama. Sintió miedo al estar sólo en su habitación, así que decidió irse a dormir a la cama de papá y mamá. Entró y despertó a ambos.

"¿Qué pasa?" le preguntaron sus papás.

–Es que... no quiero dormir en mi habitación, quiero dormir aquí, con ustedes.

–Hijo, ya sos grande, tenés que dormir en tu cama como todo niño mayor –le recordó mamá.

–¡No quiero mamá!

–Todos necesitamos dormir, Carlitos. Si no dormís, mañana vas a tener mucho sueño.

Mamá le extendió su mano para acompañarlo de regreso a su habitación. Cuando lo arropaba con las sábanas, el pequeño le dijo: –Mamá, quiero un vaso de agua–.

–Está bien, ahora te lo traigo –le respondió–.

Carlitos quería que su mamá le leyera un cuento, así que fue a buscar uno a la repisa. En ese momento, mamá entró con el agua.

–Acá está el agua, mi amor.

Después de beber unos cuántos sorbos, Carlos le mostró el cuento. –¿Me leés este cuento, mami? –le preguntó–.

–Carlitos, es muy tarde para cuentos –le dijo mientras bostezaba.

–¡Uno sólo, porfa!

–Hijo, es muy tarde. Es hora de dormir, no de leer.

–Pero, es que no tengo sueño.

Después de decir eso, Carlitos lanzó un bostezo muy grande.

–¿Ves? Sí tenés sueño. Y yo también –le dijo mamá, que parecía haberse contagiado del bostezo de Carlitos.

Carlitos intentó dormirse de todas las maneras posibles, pero no podía. Dio vueltas y vueltas en la cama, pero no encontraba una posición cómoda. Estaba inquieto como si le faltara algo.

Estaba seguro de que dormiría mucho mejor con mamá y papá. Se metió sigilosamente por debajo de las sábanas para no despertarlos. Como se movían mucho, se posicionó hacia el lado opuesto de la almohada, con los pies apuntando hacia ella, aunque sin sábanas. Una patada despertó a papá.

–¡Carlos! ¿Qué hacés acá de nuevo? –dijo papá, visiblemente molesto. Su grito despertó, por extensión, a mamá.

–Perdón, es que... quiero dormir con ustedes. No me gusta mi cama.

–No entramos en esta cama los tres –le replicó su padre. –Vamos. A tu cama hijo–.

"Qué mocoso molesto" fueron las palabras que retumbaron en el cerebro de mamá luego de que papá se lo lleve.

Cuando volvían, el pequeño sintió necesidad de ir al baño. Mientras lo esperaba en el pasillo, papá apretó los ojos y bostezó.

Cuando su padre lo estaba dejando en la cama, Carlitos le dijo:

–No tengo sueño papá. ¿Podemos jugar a algo?

–Mirá afuera, Carlos –respondió. –¿Qué ves?–

–Está oscuro. No veo nada.

–Exacto. Todas las luces están apagadas porque todo el mundo está durmiendo. Mirá hijito, sé que tuviste una pesadilla, pero ya pasó. No vas a soñar de nuevo lo mismo.

–Pero, ¿y si tengo otra pesadilla distinta? –preguntó su hijo, asustado.

Para tranquilizarlo, a su padre se le ocurrió una idea.

–¡Ya sé! Dame tu almohada.

Papá dio vuelta la almohada de Carlos.

–Listo. Di vuelta tu almohada del lado de los sueños buenos. Ya no tendrás más pesadillas hijito.

Carlitos se calmó y se pudo dormir.

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