P.D. : tu fantasma me asecha

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Hoy vi el fantasma del amigo que perdí en un fatídico accidente de corazones marchitos; estoy segura de que era su rostro, los mismos lunares que he trazado sin descanso de madrugada , los labios de los que alguna vez salieron tantas palabras de consuelo y cariño que llevo ahora tatuadas en tinta invisible, los brazos con los que me mostró la definición de sentirse a salvo, el cabello largo que no le sentaba nada bien, y los mismos ojos almendrados de los que accidentalmente me enamoré.

Aunque al pasar de los segundos noté que no era el, no había manera, solo se trataba de un desconocido con bastantes similitudes, porque sus labios no se curvaban en una sonrisa juguetona, sus brazos lucían rígidos y carentes de su calidez distintiva, sus ojos inexpresivos abandonados por el brillo de siempre. No. Él no podía ser el espectro de la persona que alguna vez consideré mi hogar, mi lugar seguro, mi mejor amigo.

Aparté la vista con rapidez y evite darle vueltas al asunto, conteniendo los pensamientos intrusivos de mi descuido. Apreté los puños. Cerré los ojos. Solté un suspiro. Mire al frente.

Nada había pasado.

El vehículo dio marcha una vez más, aunque sentía la mirada de aquella persona en mi nuca. Era profunda, cargada de confusión, de recuerdos. No era mi amigo, pero carajo, como me hubiera gustado que lo fuera.

Lo extraño todas las noches, tanto que a veces incluso me visita en mis sueños y me da consuelo con el abrigo de su cariño. Pero debo aceptar que él ya se ha marchado y ahora solo vive en mi recuerdo, aunque no haya tumba a la que llorarle, aunque no hubiese velorio donde haberme despedido, aunque su cuerpo siga bagando por el mundo...  no, mi amigo ya hace mucho que ha fallecido.

21/08/2023

-L

Baladas melancólicas, de todo lo que nunca fueDonde viven las historias. Descúbrelo ahora