12.

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Pedro Gonzales

La chica sacó unas hojitas para entregárselas a Luis Enrique y comprobar que si habíamos ido con la fisio, estuvo tranquilo hasta que dijo algo que colmó su paciencia.

—pues si quieres un día de estos salimos— y ahí fue cuando Pedri exploto y salió de la habitación molesto.

Camino hasta su cuarto reprimiendo las lagrimas que estaban por salir, ignoró los gritos de Pablo buscándolo.

Camino hasta la habitación de Ferran rezando porque el estuviera ahí y para su suerte ahí estaba apunto de salir.

—pedri tio ¿estás bien?— pregunto Ferran viéndolo.

—te cuento ahora— le dijo y lo empujó hasta la habitación donde cerró con llave y por fin, se soltó a llorar.

—¿que tienes Pedriño?— pregunto mirándolo preocupado.

—yo no lo sé— no sabía cómo explicarlo, su cabeza estaba hecha un lío y el valenciano solo atinó con acariciarlo y abrazarlo.

—tranquilo, todo pasa ¿si?— pregunto acariciando su espalda y palmeando su espalda intentando relajarlo.

—intenta calmarte— le pidió. —respira conmigo ¿si? 1, 2,3 tu puedes— el canario pareció calmarse.

—gracias Fer— le agradeció el canario y Ferran solo asintió con una sonrisa.

—¿que tienes?— pregunto preocupado y con suavidad el valenciano.

—no se, una chica estaba coqueando con Pablo en mi cara y me he estresado, no he sabido que hacer— el valenciano pensó.

—¿estás celoso?— pregunto y el solo se quedó callado.

¿Así que estos eran los famosos celos? Sentir como te apretaban las entrañas y un nudo gigante se formaba impidiéndote tragar.

—no lo sé, creo que si— Ferran solo asintió.

—piénsalo, tengo que bajar— le aviso el valenciano.

—gracias Fer— agradeció y lo abrazo.

—de nada Pedrito— le palmeo la mejilla y se despidió de él dejándolo solo en la habitación.

Pablo Gavi

En cuanto Pedro salió de la habitación el lo había intentado seguir, fue hasta su cuarto y no lo encontró.

Lo busco por todo el hotel, piscina, spa, comedor, sala de juegos y las sala de reuniones y nada, intento mandarle mensaje pero todo indicaba que tenía su celular apagado.

Ya rendido y cansado camino hasta el comedor, donde tomo un yogur de durazno, el favorito de Pedri y una manzana para el.

Subió hasta su cuarto lo más lento que pudo, aún con la esperanza de ver al canario por los pasillos y cómo se lo esperaba, nada.

Hasta que entró y una oleada de aire helado lo golpeó en la cara, el no había dejado el aire acondicionado así, supuso que estaba el canario así que entró en sumo silencio esperándolo para hablar.

Se sentó en la cama, supuso que el canario se había metido a duchar, por estarse abrazando no habían tenido el tiempo de bañarse por estarse abrazando.

Dejo el yogur en la mesita y se sentó a esperar a que su novio saliera para hablar con el, escuchó la regadera apagarse y 5 minutos después vio saliendo al canario ya vestido, sorbiendo su nariz y con los ojos rojos de llorar tal ves.

—¿Pedri?— pregunto en cuanto lo vio.

—vete, no quiero hablar contigo ahora— le dijo enojado cubriendo su cara avergonzado al verlo en ese estado.

EfímeroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora