Narro yo
Un año había pasado desde que Horacio y Viktor se comprometieron, en aquella cena tan especial para ambos, que fué totalmente planeada por Viktor, nunca se imaginó en esa situación, pensó que terminaría solo, siendo el señor de los gatos (que aunque sí tenía gatos, también tenía una relación con Horacio desde hacía dos años).
El día tan esperando llegó, Viktor había decidido utilizar un traje gris, con camisa, corbata y zapatos de color negro, a los ojos del cresta se veía guapísimo, pero para cierto pelinegro se veía como un Dios griego.
Mientras que Horacio optó por un vestido blanco, que lucía a la perfección su figura.
Ese pelinegro que estaba enamorado de él desde que se había conocido, pero había reprimido todos sus sentimientos al enterarse que Horacio (a quien consideraba un hijo), y el ruso estaban en una relación.
Él mismo fué testigo por parte de Viktor, al igual que Ivanov.
Sus ganas de gritar el "Yo me opongo" casi llegaron a ganarle, pero si Viktor y Horacio eran felices, él también lo estaría.
Al escuchar el "Sí, acepto" por parte del ruso, sus ojos se llenaron de lagrimas, pero cuando alguien le cuestionó dijo que sólo era la emoción del momento.
Esa noche en la fiesta bebió hasta que ya no pudo más, quería olvidar ese día, sentía que una parte de su alma había sido arrancada, tuvo que fingir una sonrisa lo que restó de la noche.
Y como Viktor era su mejor amigo, tuvo que quedarse hasta que aquella fiesta, veía a los recién casados tan felices en el centro de la pista bailando, se les veía tan felices.
Gran parte de la noche estuvo con Ivanov, quien sí había notado antes que quizá Jack podría tener sentimientos hacia Viktor, pero nunca dijo nada.
Sólo se hicieron compañía, Alexander sin decir nada "consolaba" sin decir una palabra a Conway.
El fin de la celebración había llegado, los esposos se fueron a su tan esperada "Luna de miel".
La cual sería en la playa, habían reservado en uno de los mejores lugares.
Habiendo llegado a aquél lugar, ya estando en su habitación de hotel, los besos y caricias comenzaban a hacerse presentes, se iban despojando poco a poco de sus prendas, el calor comenzaba a subir, Horacio estaba sentado a horcajadas sobre el ruso, movía sus caderas sobre la entrepierna del peligris, el cual no hacía más que soltar jadeos, mientras marcaba el cuello del cresta.
Viktor había comenzado a preparar la entrada de Horacio, aunque este le hubiese pedido que no lo hiciera, pero no quería lastimarle de ninguna forma.
Una vez V terminó de dilatarle, H se dirigió a su polla, necesitaba probarla, y eso mismo hizo, la tomó y comenzó a lamer y succionar, saboreaba ese miembro que a simple vista se veía tan antojable, y más porque el ruso estaba bien dotado.
El ruso tomó el cabello del cresta y enredó sus dedos en él, manejaba el oral a su gusto, aumentando la velocidad cada vez más.
- Te ves muy sexy comiéndome la polla~
Algo en el interior de Horacio se removió, pedía a gritos el pene del ruso dentro, abusando de su próstata una y otra vez.
Viktor entendió lo que los ojitos de Horacio quisieron decirle, así que soltó su cabello.
Horacio estaba en cuatro puntos, Viktor le había tomado por la cintura, tomó el miembro propio y lentamente comenzó a introducirse en el moreno.
- Estás oxid-AH~