Mi vida era bastante normal, nunca he tenido muchos problemas, tengo padres normales con trabajos normales, pero que apenas veo desde que puedo recordar, crecí como cualquier otra niña normal. Hoy empezaban las clases después de las vacaciones de verano, esos tres meses pasaron muy rápidos para mí, tocaba volver a la misma rutina otro año más, aunque para mí sea el último, solo me quedaba este curso para poder entrar a la universidad y no sería fácil, aunque siempre había sacado buenas calificaciones. Me preparé para ir a clase, agarré mi bolso y mis libros y salí de mi habitación, mis padres ya se habían ido a trabajar, pero como siempre, mi madre me había dejado el desayuno en la isla de la cocina con la misma notita de siempre dándome los buenos días. Después de un rato en el metro mi tren ya llegaba, hice él mismo camino durante 4 años seguidos para poder llegar al instituto, vivía un poco lejos y como mis padres no me podían llevar tuve que empezar a ir en tren, al llegar al instituto mis amigas me esperaban en la puerta como siempre.
-Pandora por fin llegas! Llevo una hora esperándote.- escuche a mi amiga Celeste decir mientras se acercaba a mí junto a Lana.-
-No te quejes, llegas antes porque vives literalmente al lado del instituto.- la voz de Lana era tan suave cómo siempre y hacía que cualquiera se tranquilizara.-
-Es que no podía esperar más para poder verlas.-Conozco a Lana y a Celeste desde el colegio, fueron las únicas amigas verdaderas que tuve, siempre me han ayudado y apoyado en todo lo que hago.
-Yo también las he echado de menos.- dije con una sonrisa al poder volver a ver a mi amigas.-
Al sonar la sirena las tres entramos al instituto y caminamos por los pasillos buscando nuestras clases, de un momento a otro ya nos habíamos separado, yo todavía estaba buscando mi clase, cuando estaba girando a un pasillo no me di cuenta que un chico venía en mi dirección y terminamos chocando. Entonces lo vi, aquel chico nuevo, su pelo negro con algunas mechas blancas, sus ojos marrones que cautivaban a cualquiera que los veía, con ese maquillaje tan perfecto, el piercing en la ceja, ese estilo de ropa tan llamativo y su piel tan pálida. Cuando me fijé bien en el me quede embobada viéndolo, parecía un sueño, podía alguien ser tan atractivo?
-Estás bien?- la voz de aquel chico me sacó de mis pensamientos haciendo que toda mi atención se centrara en el-
-Lo siento, iba con prisa y no veía por donde caminaba.- le contesté mientras recogía mis libros del piso, el me ayudó, en un momento nuestras manos rozaron, pero note algo raro, su mano estaba helada.- Muchas gracias...- me quede en silencio, pues no sabía el nombre de aquel chico.-
-Me llamo Bill Kaulitz.- nos dimos la mano en forma de saludo y después cada uno siguió su camino.-En el descanso le conté a mis amigas lo que me había pasado al buscar mi clase y lo atractivo que me parecía el chico nuevo, las dos no hicieron más que bromear con buscarlo y decirle todo lo que les conté.
-Y no le diste tu número?-
-Pues no, no se me había ocurrido.-
-Pues si es tan guapo como dices yo le daba el mío encantada.-Aparte de hablar de Bill, también nos pusimos al día con todo lo que hicimos en las vacaciones, Celeste había ido de vacaciones a ver a su familia en Colombia y Lana había estado de vacaciones en Estados Unidos con sus padres, yo como siempre había estado en mi casa todo el verano, algunas veces iba con mis padres a la playa pero no hacíamos nada interesante. Les conté todo menos una cosa, una noche había salido a pasear y a comprar algo de picoteo, cuando en un callejón vi una escena macabra, había dos personas muertas tiradas en el piso con dos marcas en el cuello, las caras de terror en ellos me helaron la sangre, llamé a la policía lo más antes posible y hasta que no llegaron y me hicieron unas preguntas no me fui de aquel horrible lugar, aquella noche no pude dormir pensando en lo que le hubiera podido pasar.
El día fue como otro cualquiera, no volví a ver a Bill en todo el día, al llegar la hora me fui al metro a esperar al tren, en todo el rato que estuve allí esperando notaba como si alguien me observara, pero no había nadie, tanto en el tren como por las calles hasta llegar a mi casa también sentí esa sensación de ser vigilada, al fin llegué a mi casa esa sensación desapareció, mis padres no habían llegado de trabajar, me duche y cambié de ropa poniéndome mi pijama, cené y me fui a dormir, por alguna extraña razón lo único en lo que pensaba era en si mañana volvería a ver a Bill.
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Your Heart
VampireDicen que los vampiros son monstruos horribles, que solo piensan en matar gente para satisfacer su hambre, o adolescentes, que brillan como diamantes a la luz del sol... yo pensaba igual hasta que lo conocí a el.