"Llegamos"
Una mujer de apariencia joven bajó del auto y seguida a ella y del otro lado una chica pelirubia salió también. La joven rubia volteo a ver de reojo aquel edificio de apartamentos y frunció el ceño.
"Así que tendremos vecinos cercanos" murmuró la chica acercándose a su madre
"Tranquila Yuzu, es temporal hasta que encontremos un lugar más apartado" dijo la mujer suspirando viendo el gran edificio frente a ellas "Además no creo que sea tan malo"
"¿No tan malo?" Dijo Yuzu entre dientes viendo con el ceño fruncido a su madre "Estar con personas siempre es malo"
"Ay no seas exagerada, solo hemos tenido una mala racha"
"Con absolutamente todos los lugares a los que hemos ido, o sino no estaríamos aquí ¿No crees?"
"Tal vez este lugar sea diferente" con eso, comienza a caminar hacia el edificio. Yuzu simplemente suspira pesadamente y procede a seguirla de cerca.
Una vez adentro, las dos miran con atención el apartamento en el que estaban el cuál era bastante amplio, pero para Yuzu no parecía nada acogedor.
No paso mucho hasta que comenzaron a subir lo que necesitarían los siguientes días mientras las cosas de la mudanza venían, hasta entonces el apartamento parecería solitario y vacío.
Mientras preparaban todo, Yuzu sintió una punzada en la espalda que la tumbó en el suelo dejándola arrodillada. Su madre preocupada acudió en su ayuda, pero Yuzu sencillamente la detuvo con un "Estoy bien" muy seco de su parte.
"Yuzu... Estamos en un sitio muy alto" dijo Ume de manera muy seria.
"¿Y eso qué?"
"Nadie va a verte"
"Para nada" exclamó Yuzu levantándose "Estoy bien, solo fue... Un momento" dijo para luego caminar hasta lo que sería su habitación.
Ume suspiro y la siguió de cerca hasta la amplia habitación donde Yuzu estaba sacando varias cosas de una caja que había traído. Sin embargo era incapaz de mantenerse quieta, algo estaba incómodando a Yuzu y Ume lo notaba a simple vista.
"Yuzu, no seas terca" dijo Ume cruzándose de brazos "mírate cómo estás"
"No lo haré" sentenció la joven rubia mientras terminaba de sacar todas sus cosas.
Ume suspiro nuevamente "Si no lo haces te irá peor, lo digo en serio ¿No recuerdas la última vez que te pusiste con esas?" Dijo Ume y Yuzu simplemente se quejo para luego decir "Bien, lo haré" entre dientes.
Yuzu se levantó dándole la espalda a su madre y suspiro para luego quitarse la parte superior de su ropa quedándose únicamente con su sujetador, seguido de eso simplemente le mando una mirada severa a Ume por encima del hombro y después de eso salió de su boca un leve quejido de dolor mientras que de su espalda lentamente comenzaron a salir un par de lo que parecían ser alas. Siguió así hasta que las alas alcanzaron a ser tan grandes como un cuerpo humano o incluso más y los quejidos de dolor se cambiaron por suspiros de alivio. Las magestuosas alas habían tomado un intenso color dorado en la parte inferior de las mismas, mientras que en la superior eran tan oscuras y a la vez tan brillantes como la obsidiana. Yuzu seguido de eso comenzó a estirarse, como si se hubiera quitado un gran peso de encima y sus alas comenzaron a revolotear al compás, pero el aire que empujaban era suficiente como para tumbar a Ume quien todavía se encontraba detrás de Yuzu.
"¡Ah, mamá! Perdón" dijo Yuzu yendo a auxiliar a su madre quien simplemente comenzó a reír.
"¿Cómo te sientes?" Dijo Ume una vez estuvo de pie.
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Citrus: Ecos del Abismo
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