34 - Cálido corazón

638 82 9
                                    

Abrió los ojos, tardó un rato en darse cuenta de lo que sucedía a su alrededor. Su mente estaba confusa, no sabía dónde estaba o cómo había llegado allí. Repasó lo acontecido anteriormente como si acabara de despertar de una horrible pesadilla. Lo último que recordaba era haber detenido a Kadir de darle el golpe final a Ellies. Desde ahí todo estaba totalmente en blanco.

Estaba envuelta en algún tipo de cálida tela y un acogedor abrazo, sentada sobre el regazo de alguien. Su cara estaba apoyada a una superficie que subía y bajaba de forma irregular, al ritmo de una respiración alterada. El fuerte, pero rítmico golpeteo en su mejilla le indicaba claramente que estaba recostada sobre el pecho de alguien. Sonaba como un corazón desbocado. Aunque se sintiera extraño, estos sonidos le transmitían una extraña sensación de protección, de tranquilidad. Cerró los ojos y se concentró en escuchar lo que para ella sonaba como una melodía perfecta.

Un súbito alboroto hizo que su calma fuera rota de manera brusca. Pasos apresurados y voces agitadas se acercaban.

—¡Kadir! —jadeó Jens como si acabara de correr una larga distancia sin detenerse— Debes calmarte —continuó mientras trataba de recuperar el aliento— Tengo que revisar a la princesa, así que por favor...

Un gruñido fue lo único que recibió por toda respuesta. Aylah alzó la cabeza, podía ver el cuello de Kadir, las venas sobresalían de su piel, tan hinchadas que parecía que esatallarían en cualquier momento. Su mandíbula estaba totalmente tensa y su respiración no parecía calmarse. Estaba furioso, sus poros exhalaban cólera de forma peligrosa.

—Kadir —dijo Aylah con voz suave mientras los ojos como brillantes gemas rojas la miraban de repente. Aunque su cara seguía inexpresiva, su mirada mantenía una expresión asesina que se suavizó de repente al hacer contacto visual con ella. El abrazo que la abarcaba, manteniéndola segura se aflojó lentamente.

Aylah se liberó de la capa que la cubría y pudo ver a Jens que estaba parado en la puerta de lo que parecía ser la habitación de una humilde posada. Kadir estaba sentado sobre una cama con sábanas de dudoso aspecto. Muebles viejos, olor a humedad y piso de madera gastada fueron las primeras cosas que vió al mirar a su alrededor. Para cualquier otra persona este lugar sería algo desagradable, pero a ella le provocaba una emoción desbordante que rápidamente se extendió por todo su cuerpo. Podía sentir cosquillas en su estómago, como aleteo de mariposas. ¿Acaso esto era un sueño? ¿Finalmente estaba libre?

De improvisto Kadir la levantó de su regazoy la sentó a su lado, mientras Jens se le acercaba con cautela. Aunque pensóque tal vez lo estaría malinterpretando, esta situación se sentía extraña, eracomo si Kadir fuera un animal salvaje protegiendo su cría. El mago estabasiendo demasiado cuidadoso, pendiente de cualquier movimiento. Ella miraba auno y luego al otro alternativamente, si no fuera por todo lo que reciénacababa de vivir quizás le hubiera parecido gracioso. Pero recordar la imagende Kadir, su mirada salvaje y su temible aura, daba suficientes razones paraser cauteloso.

Cuando Jens se acercó lo suficiente y la miró, pudo ver en su rostro reflejarse una expresión de enojo. Repasó con sus ágiles ojos las marcas claramente visibles en la piel de Aylah, su labio roto e hinchado, donde ya la sangre estaba seca. Dió un largo suspiro y acercó las manos a su rostro, curando todo a su paso. Cuando llegó a sus muñecas dañadas por las ataduras, Aylah pudo ver las manos del mago temblar ligeramente.

—¿Estás herida en algún otro lugar? —preguntó con suavidad

Aylah abrió la boca y luego la volvió a cerrar tragando en seco. Le lanzó una mirada de reojo a Kadir mientras apretaba la tela de su vestido con las manos de manera nerviosa. Podía sentir como su cara se ponía roja de vergüenza, no quería decirlo, no frente a él. No podía mostrarle sus piernas y todo lo que Ellies había marcado a su paso.

Destinada a renacerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora