Capítulo 1: El Gigante Rodante

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El Encuentro con el Gigante Rodante
El atardecer teñía el cielo de tonos naranjas y morados cuando Carla, Juan y María, tres intrépidos amigos, se aventuraron más allá de los límites del pueblo hacia el bosque prohibido. Armados con curiosidad y valor, se adentraron en el enigma del Gigante Rodante, ansiosos por descifrar su misterio.

Entre árboles retorcidos y sombras alargadas, los niños siguieron pistas dispersas que los llevaron hacia una clara en el bosque. De repente, un estruendo metálico resonó a lo lejos, seguido por un temblor que hizo vibrar el suelo bajo sus pies. El Gigante Rodante, imponente y majestuoso, se alzó frente a ellos como una criatura de cuentos de hadas.

Carla, con voz temblorosa, intentó calmar al gigante: "¡No queremos causarte daño! Solo queremos entender tu propósito".

El Gigante Rodante respondió con un resonante rugido metálico que hizo temblar las hojas de los árboles. Una abertura se formó en su estructura, y de su interior emergió un pequeño autómata, Gira, portando una mirada curiosa pero cautelosa.

"Los visitantes no son bienvenidos. Han despertado al Gigante", dijo Gira con solemnidad.

Los niños, ansiosos por desactivar al Gigante Rodante para ser liberados, intentaron convencer a Gira de sus buenas intenciones. Gira, sin embargo, planteó una prueba para demostrar su confianza: debían encontrar el antiguo cristal de la sabiduría, escondido en lo más profundo del bosque.

Con determinación, Carla, Juan y María aceptaron el desafío, avanzando entre senderos retorcidos y pasajes oscuros. Sortearon pruebas de ingenio y valentía, enfrentándose a sus propios miedos a medida que se acercaban al cristal.

Al llegar al lugar donde el cristal reposaba, descubrieron que para obtenerlo debían dejar atrás algo de gran valor para ellos. Cada niño enfrentó esta elección personal, sabiendo que la confianza en su amistad era más importante que cualquier objeto.

Finalmente, con lágrimas en los ojos pero determinación en sus corazones, dejaron atrás sus objetos más preciados y obtuvieron el cristal de la sabiduría.

Al regresar con Gira y presentar el cristal, el Gigante Rodante se estremeció y emitió un sonido suave. Se desactivó lentamente, y Gira agradeció a los niños por su valentía y sacrificio.

Con la lección aprendida sobre la verdadera amistad y el valor de la confianza, los niños se despidieron de Gira y el Gigante Rodante, regresando al pueblo con corazones más sabios y un lazo de amistad aún más fuerte.

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⏰ Last updated: Dec 03, 2023 ⏰

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Con la Piel de Gallina: El libroWhere stories live. Discover now